lunes, 17 de febrero de 2014

Vivido desde dentro, Demo Guzman el Bueno X, 2014


Como cada año, el club organizó una salida para reconocer el trazado de la Guzmán y pulir los últimos detalles del trail. Esta vez se animó mucha más gente, casi 30 corredores, síntoma que la carrera va generando más adeptos, además nos honró con su presencia el gran Zaid Ait Malek, uno de esos tipos a los que merece la pena conocer. Con algo de frío, más puntualidad de la habitual en este club  y con 65 km por delante, salimos desde la puerta del hotel AC, dirección a la urbanización El Patriarca para subir a las Ermitas. Con tanta gente, rápidamente se hicieron varios grupos y, sorprendentemente, iba siguiendo el ritmo de los primeros, cosa que no me sucede ni en los entrenamientos. Llegamos del tirón hasta la gasolinera de Trassierra, donde nos esperaba el primer y generoso, avituallamiento.
Paramos para reagruparnos. En esas estábamos, cuando que llegó José Torres, el campeón olímpico de maratón pierde más tiempo que él en los avituallamientos, así que con la tortilla aún en la boca seguimos el camino, dirección al bejarano, una zona con poco desnivel en la que los asfalteros del grupo iban por debajo de 4 minutos el kilómetro y yo empezaba a acordarme de  su familia más cercana.






Se fueron por delante Manu, Jesús y Torres, nuestro grupo se quedó a las órdenes de Francis, que conocía el trazado, aunque no del todo, como comprobamos más tarde. Cruzamos el puente de los arenales en busca de la Priorita, donde Alberto y su hijo, nos habían preparado un trazado que solo puede salir de alguna mente enferma. En este punto nos alcanzaron Juanmi, Villalobos, Paco y Pacoki, que parecía que estaban de perol, el único esfuerzo que habían hecho era el no ir demasiado rápido. Juntitos y en buena armonía llegamos hasta el avituallamiento, por llamarlo de alguna forma, he estado en bodas con menos comida y peores camareros. 



A este punto, kilómetro 30, se llegó con mejor tiempo que el primer participante de la carrera del año pasado. Íbamos por el segundo bocadillo de jamón cuando llegó el grupo de escapados, que perdieron el camino en el Guadiato, y abrieron uno nuevo, sin desbrozadora ni nada, a lo vivo, arrancando jaras y espinos con las piernas. Juanmi, Villalobos y Pacoki salieron enseguida, se les veía con prisa, creo que esa es la técnica de carrera que tengo que entrenar, a ver si mejoro algo.



Desde  aquí se podía regresar a Córdoba, gracias a la  furgoneta cedida por Ciclos Cabello, organizador de la carrera. Se quedaron casi la mitad de los que salimos, y se mezclaron dos factores poco recomendables, cerveza gratis y corredores de trail, me cuentan que la cosa acabó como parecía.





Mi grupo salió un poco después de la cabeza, nos esperaba un cortafuegos puesto a traición, sin avisar y con la tripa llena. Zaid, que aún seguía con nosotros, lo subió corriendo a ritmo, creo que voy a hacer como él y dejar de comer jamón, a ver si es eso por lo que no gano nada.  Ahora tocaba el cerro Pedro López. A mitad de subida perdimos el sendero, pero no las ganas de seguir hacia delante, eso supone que no podremos ensañar las piernas en algunos días, tanto depilarse, para nada. 


Seguimos dirección a los Villares, ya hacía calor y el agua se estaba acabando, para el próximo avituallamiento quedaban 10 km, así que acordamos desviarnos un poco hasta la fuente de la Alcubilla, en eso estábamos cuando nos llama Paqui, que nos espera junto a María a las salida del campo de golf con agua y viandas. Tantos años siguiendo a su marido, hasta en la UTMB (Ultra Trail Mont Blanc), hacen que sepa más de las carreras que los que las corremos.


Ya estaba casi todo hecho, bajada rápida hasta la Alegría de la Sierra y 12 km más hasta el Muriano, final del recorrido. Llegamos a la pista de aterrizaje para coger la bajada del Anker. No sé si fue el exceso de confianza, de mala suerte o los más de 40 km que llevábamos en las piernas, pero tuve la necesidad de comprobar que era más duro si el suelo o mi rodilla, y aunque no os lo podáis creer, el suelo gana. Así que las pantorrilleras medilast amarillas que estrenaba se convirtieron en rojigualdas en segundos. Tras unos minutos de mucho dolor y susto, me animé a seguir trotando hasta el siguiente punto, mis compañeros de grupo no quisieron dejarme solo, a pesar de lo tozudo que me puse para que continuaran sin mí, lo que les agradezco profundamente. Como la cosa, que es en lo que se había convertido mi rodilla, estaba reguleras nos desviamos un poco del recorrido oficial y ahorramos unos 5 km, lo que no le sentó demasiado bien Pacoki cuando nos vio llegar por delante suyo al avituallamiento.

 Haciendo recuento, por allí habían pasado el trío de cabeza, y media hora después llegamos nosotros cuatro junto a Paco, Todos ellos siguieron hasta Cerro Muriano, acompañados del hijo de Pacoki, al que parece que ya le ha entrado el veneno de esto. Mucho antes había pasado José Torres, que recortó demasiado el trazado. A la vista de mis heridas, decidí quedarme allí para bajar a Córdoba, esperando a Francis y Manu, que se habían quedado algo atrás, los kilómetros empezaban a pesar en las piernas y, sobretodo, en la cabeza. Mientras hacía tiempo, cogimos el botiquín de Curro para hacer una cura de urgencia. Como lleva muchos tiros pegados en esto del trail, supuse que allí llevaría material hasta para resucitar, pero lo único que encontramos fue un peine, cepillo de dientes, y cremas varias, vamos lo imprescindible para salvar vidas. Regresamos a Córdoba antes de que llegara el grupo de Curro y Rubén.

Para acabar, a pesar de los percances, disfrutamos del recorrido y la compañía, el campo estaba espectacular para correr y, con trabajo, la carrera será un éxito seguro. Gracias a todos los que trabajasteis duro el domingo y los días anteriores para que todo saliera como salió. 







Con la colaboración de Ciclos CABELLO