martes, 31 de mayo de 2011
ADIOS A IRENE EDA
Nunca sabemos cuando nos va a llegar nuestro momento. Pensamos que quizás sea por enfermedad, por accidente, o cualquiera sabe, pero lo que seguro que muy pocos pensamos es que será prácticando nuestro deporte favorito. Esto es lo que le pasó a John, nuestro compi granaino este invierno al ser engullido por el alud de Sierra Nevada y a Irene Edo al salir a correr el sábado 25 de mayo por Benicássim, Castellón, por las inmediaciones del Desert de les Palmes. Una lamentable caida hizo que se golpeara el cuello causándole el fallecimiento.
Lástima de mujer, no la llegué a conocer bien, pero con lo que coincidimos durante el transcurso de la CCC en el Mont Blanc del 2.009, fue suficiente para impactarme con su simpatía, su actitud ante la carrera y su sonrisa. Era de las personas que te gusta conocer en las carreras. Al tiempo, un día navendo por internet localicé su blog, pudé recordarla de inmediato. Menudo palmares tenía. Me llevé una gran alegría al leer su crónica de la CCC y ver el carrerón que se marcó al final, desde la Bovine no volvimos acoincidir más y me gusto saber el final de carrera que se marcó. Desde entonces he sido un gran aficionado a seguirla a través de su blog.
Como he dicho antes sin apenas conocerla estoy seguro que debía de ser una magnífica persona. Enterarme de su fallecimiento me ha supuesto una gran conmoción, creo que nunca nos acostumbraremos a este tipo de noticias. Por eso mismo desde aquí sólo quería darle el más sincero pésame a toda su familia, amigos y a todos aquellos conocidos, que como yo hemos sentido su desgraciado accidente.
Os dejo la dirección de su blog para los que no la conocíais.
http://irene2006-2007.blogspot.com/
Un saludo Fernando FM
jueves, 26 de mayo de 2011
EL SANTIAGO EXPRESS
Sí, sí como lo oyes, una nueva línea a pedales que te lleva directo Córdoba- Santiago de Compostela. No es un TALGO , un AVE o Lanzadera. No tiene distinción de clases económicas, por lo que todos pueden ir en Primera....eso, eso, en Primera línea de fuego o de pedaleo, todo depende de cuanto quieras agachar el lomito y hociquito ya que la locomotora es humana, pero quizás un poco irracional. Y lo mejor de todo que tu pones el precio, ya que te cuesta lo que tú quieras o puedas gastarte.
El Pasado Viernes de Dolores, mi Compi de MTB Esteban y yo nos montamos en el Santiago Express. Salimos de Córdoba a golpe de pedal en lo alto de nuestras burras, ligeritos de equipaje dirección Compostela donde Santiago nos tendría que dar su bendición. Pues sí, una aventura que duraría 9 días a pedal y uno de retorno motorizados. Si de Córdoba, salimos Esteban y yo, en Mérida se incorporarían Pablo y Rafa Granadinos con buena follá., sin olvidar a nuestro salvador, cuidador, coche escoba, hombre para todo....bueno, bueno “las noches no se dejaba querer” el compi Gregorio Cordubes de Baena, afincado en el mundo.
Esta aventura empezó meses atrás de la cabecita Pablo y Esteban que tenían unos días libres en semana santa, entonces se pusieron a maquinar y se les ocurrió la idea de ir en bicicleta desde Córdoba, Sevilla o pueblos cercanos a estas ciudades, hasta Santiago de Compostela. Para ello cruzaríamos España a través del Camino Mozárabe, Vía de la Plata y el Camino Sanabrés.
Para aquellos que como yo no tenemos mucha idea de estos caminos, os deleito con unas palabritas de historia doctrinal:
Entre los años 812 y 814, en los albores de la Reconquista, en un castro cercano a la ciudad episcopal de Iria Flavia, un ermitaño llamado Pelayo vio durante la noche unas luces ardientes y se lo comunicó al obispo Teodomiro. Éste verificó los hechos y descubrió en aquel paraje los restos mortales del Apóstol Santiago el Mayor, que aparentemente habían sido trasladados hasta allí tras su martirio, allá por el año 44 de nuestra era. Este hallazgo fue la chispa que generó el fenómeno de las peregrinaciones jacobeas. Ahora bien, dado que las vías de comunicación terrestres de aquellos siglos nada tenían que ver con las actuales y que cada peregrino no tenía más opciones que comenzar el viaje a pie desde su propio hogar, cuáles son las causas que motivaron el auge de algunos itinerarios y el detrimento o la no aparición de muchos otros.
El Camino Mozárabe
Desde el siglo X, la devoción al Apóstol Santiago en el Sur de la Península se materializa en una ruta específica que, con el paso de los siglos, será conocida como Vía de La Plata. Precisamente por ser un territorio habitado por numerosa población mozárabe (cristianos que vivían en territorio musulmán) fue conocido popularmente como “Camino Mozárabe” o “Camino de los mozárabes”. Es tristemente célebre por haber sido el camino seguido por el temible caudillo musulmán Almanzor, tras el saqueo de Santiago de Compostela.
La Historia del Camino Sanabrés
En total tardamos 9 días en llegar a Santiago con un total de 1.089 kms. El día que más hicimos fueron 166 kms y el que menos el último 54 kms.
Próximamente, iré colgado una crónica de cada día de esta aventurita, aderezada con magnificas fotos y comentarios.
Sí, sí como lo oyes, una nueva línea a pedales que te lleva directo Córdoba- Santiago de Compostela. No es un TALGO , un AVE o Lanzadera. No tiene distinción de clases económicas, por lo que todos pueden ir en Primera....eso, eso, en Primera línea de fuego o de pedaleo, todo depende de cuanto quieras agachar el lomito y hociquito ya que la locomotora es humana, pero quizás un poco irracional. Y lo mejor de todo que tu pones el precio, ya que te cuesta lo que tú quieras o puedas gastarte.
El Pasado Viernes de Dolores, mi Compi de MTB Esteban y yo nos montamos en el Santiago Express. Salimos de Córdoba a golpe de pedal en lo alto de nuestras burras, ligeritos de equipaje dirección Compostela donde Santiago nos tendría que dar su bendición. Pues sí, una aventura que duraría 9 días a pedal y uno de retorno motorizados. Si de Córdoba, salimos Esteban y yo, en Mérida se incorporarían Pablo y Rafa Granadinos con buena follá., sin olvidar a nuestro salvador, cuidador, coche escoba, hombre para todo....bueno, bueno “las noches no se dejaba querer” el compi Gregorio Cordubes de Baena, afincado en el mundo.
Esta aventura empezó meses atrás de la cabecita Pablo y Esteban que tenían unos días libres en semana santa, entonces se pusieron a maquinar y se les ocurrió la idea de ir en bicicleta desde Córdoba, Sevilla o pueblos cercanos a estas ciudades, hasta Santiago de Compostela. Para ello cruzaríamos España a través del Camino Mozárabe, Vía de la Plata y el Camino Sanabrés.
Para aquellos que como yo no tenemos mucha idea de estos caminos, os deleito con unas palabritas de historia doctrinal:
Entre los años 812 y 814, en los albores de la Reconquista, en un castro cercano a la ciudad episcopal de Iria Flavia, un ermitaño llamado Pelayo vio durante la noche unas luces ardientes y se lo comunicó al obispo Teodomiro. Éste verificó los hechos y descubrió en aquel paraje los restos mortales del Apóstol Santiago el Mayor, que aparentemente habían sido trasladados hasta allí tras su martirio, allá por el año 44 de nuestra era. Este hallazgo fue la chispa que generó el fenómeno de las peregrinaciones jacobeas. Ahora bien, dado que las vías de comunicación terrestres de aquellos siglos nada tenían que ver con las actuales y que cada peregrino no tenía más opciones que comenzar el viaje a pie desde su propio hogar, cuáles son las causas que motivaron el auge de algunos itinerarios y el detrimento o la no aparición de muchos otros.
Desde el siglo X, la devoción al Apóstol Santiago en el Sur de la Península se materializa en una ruta específica que, con el paso de los siglos, será conocida como Vía de La Plata. Precisamente por ser un territorio habitado por numerosa población mozárabe (cristianos que vivían en territorio musulmán) fue conocido popularmente como “Camino Mozárabe” o “Camino de los mozárabes”. Es tristemente célebre por haber sido el camino seguido por el temible caudillo musulmán Almanzor, tras el saqueo de Santiago de Compostela.
En la actualidad se distingue perfectamente entre la Vía de la Plata y el Camino Mozárabe. Éste es un camino completamente diferenciado del anterior, que discurre a lo largo de 380 Kms. por los bellísimos territorios de Córdoba, Granada, Jaén y Badajoz. En esta provincia, en Mérida, enlaza con la famosa Vía de La Plata, que en la localidad de la Granja de Morehuela, (provincia de Zamora) entronca con el llamado Camino Sanabrés hasta Compostela. Ofrece, además, la posibilidad de enlazar con el Camino Francés y con el Camino Portugués.
Las tropas de Roma que por el sureste se adentraron en la península, unos 200 años antes de Cristo, avanzaron hacia el noroeste de ella por lo que hoy es Extremadura y Portugal, aprovechando viejas sendas destinadas al paso del ganado y al comercio minero y agrícola. En un principio, Hispania fue dividida en dos provincias: la Citerior y la Ulterior. La capital de ésta última fue Córdoba. Posteriormente, al dividirse en tres 200 años más tarde, Córdoba volvía a ser capital, ahora de la Bética, y Mérida de la Lusitania. La unión entre ellas, al igual que con las del resto del país, estaba asegurada por una extraordinaria red de calzadas que incluso ha servido de base para el actual trazado de carreteras y ferrocarriles, además de la construcción de grandes puentes todavía hoy en uso para el cruce de las corrientes fluviales (Córdoba, Mérida) y de otros de menor porte.
Pero sería con la formación de Al-Andalus durante la dominación musulmana, y más en concreto con el Califato de la dinastía Omeya entre los años 929 y 1031, cuando siendo Córdoba su capital, todas las miradas, no sólo las de los estados de Europa sino también las de los demás reinos mediterráneos, se volverían hacia ella. De Córdoba partieron hacia el norte grupos de monjes para la fundación de monasterios como S.Miguel de la Escalada cerca de Mansilla, San Zoilo en Carrión, Sta. María de Lebeña..., así como para llegar en peregrinación y visitar los recintos que albergaban reliquias sagradas: Compostela, León, Oviedo, Liébana, etc. Para este flujo no sólo de personas y mercancías, sino también de ideas, el pueblo árabe sólo tuvo que acondicionar la red viaria romana. Aparte, la defensa de los caminos se solucionaba con la presencia de fortalezas y atalayas a lo largo de las rutas. Hoy, todavía cabe la oportunidad de contemplar algunos de ellos, como los de Moclín en la provincia de Granada, Alcalá la Real y Alcaudete en la de Jaén, Castro del Río, Espejo, El Vacar en la de Córdoba o Benquerencia, Magacela, Medellín o Mérida en la provincia de Badajoz.
Con la reconquista cristiana de los territorios del mediodía peninsular desde el siglo XII hasta el XV, estos caminos del oeste y suroeste sirven de cauce para la llegada primero de tropas y posteriormente de contingentes humanos del norte y de las mesetas castellanas para la repoblación de las tierras abandonadas por los musulmanes.
Más tarde, con la conquista por parte de España de las tierras americanas, Andalucía y Extremadura se convertían nuevamente en los principales territorios de paso obligado para las gentes que tanto hacia allá partían como para las que de allí llegaban. Otra vez, una vez más, los caminos del sur de nuevo protagonistas.
La Vía de La Plata
Por este nombre se conoce a la calzada romana que partía de Emérita Augusta, capital de la Lusitania y actual ciudad de Mérida y llegaba hasta Asturica Augusta, la Astorga de hoy en día. En el Itinerario de Antonino este trayecto equivaldría a la calzada número XXIV entre Mérida y Zamora y a la XXVI entre Zamora y Astorga. Se trazó durante la invasión romana a finales del siglo I a.C. con un fin puramente militar y adquirió gran importancia como red comercial durante los siglos del Imperio.
El sobrenombre de Plata sigue siendo un misterio y la opinión más generalizada la defiende el catedrático José Manuel Roldán Hervás en su obra Iter Ab Emerita Asturicam, El Camino de la Plata, publicada en el año 1971 por la Universidad de Salamanca. Según Roldán Hervás el nombre de plata deriva de la palabra árabe BaLaTa, que significa enlosar, y dice así: "Aún hoy, en Siria, se conoce con el nombre de BaLaTa, el camino que aparece enlosado con piedras irregulares y grandes, por tanto creemos acercarnos bastante a la realidad si pensamos que el pueblo tomó el sonido extraño del árabe y lo hizo suyo en la palabra homófona castellana que más se le aproximaba y que evidentemente era plata".
El Camino Sanabrés
El Camino Sanabrés puede constituir por sí solo una alternativa a otros Caminos de Santiago. Entre Granja de Moreruela (Zamora) y Santiago de Compostela hay 367 kilómetros por Laza, la alternativa más corta tras A Gudiña. En la realidad, el Camino Sanabrés constituye una continuación de la Vía de la Plata. Al llegar a la localidad zamorana de Granja de Moreruela, los peregrinos que vienen desde Mérida siguiendo el itinerario de la antigua vía romana, tienen dos alternativas para continuar a Santiago. La primera es continuar por la Vía de la Plata hasta Astorga y enlazar con el Camino Francés en dirección a Santiago. La segunda opción, seguida por casi todos los caminantes, es dejar la Vía de la Plata y desviarse por el Camino Sanabrés hacia la provincia de Ourense, a través de las localidades de Tábara, Santa Marta de Tera, Rionegro del Puente y Puebla de Sanabria. Una vez en Galicia se continúa por las provincias de Ourense, Pontevedra y A Coruña. A simple vista esta alternativa parece suponer la opción más corta pero no es así. Desde Sevilla a Santiago, por la Vía de la Plata y el Camino Sanabrés, hay 980 kilómetros. En cambio, por la Vía de la Plata y el Camino Francés son 963 kilómetros.
La Historia del Camino Sanabrés
El origen de este Camino, como itinerario viable hacia la tumba del Apóstol va de la mano de la Vía de la Plata, que ascendía desde el sur de España, y de toda una serie de pequeñas romerías o peregrinaciones hacia una tupida red de monasterios surgidos en base a la repoblación mozárabe y situados en la provincia de Zamora, concretamente en el mismo punto de origen y trazado por donde hoy discurre el Camino.
A escasos cuatro kilómetros de la calzada romana a la altura de Granja de Moreruela está ubicado el monasterio cisterciense de Santa María de Moreruela. Es el más antiguo de España y fue conocido hasta el año 1163 como Santiago de Moreruela. En sus restos aún se pueden admirar la puerta y fuente del peregrino. En Tábara, a 25 kilómetros de Moreruela, existía antes de 1137 el monasterio mozárabe de San Salvador. Lo mismo ocurre en Santa Marta de Tera, población que surgió de la mano de la abadía de Santa Marta de Riba de Tera. También en Rionegro del Puente, donde a los pies del santuario de la Virgen de la Carballeda se fundó la Cofradía de los Falifos, hermandad aún vigente, propietaria del actual albergue de peregrinos de la localidad y dedicada a "la compostura de los malos caminos, para la comodidad de los pobres peregrinos que pasan a Compostela a visitar el templo del Apóstol Santiago". La Cofradía fue aprobada por Clemente VI (1342-1352), y confirmada por Eugenio IV (1431-1447) y Paulo III (1534 y 1549). En San Martín de Castañeda, población situada sobre el lago de Sanabria, aunque alejada del itinerario actual, se levantó en el siglo X el monasterio de Santa María. Ya en Galicia, junto a la Colegiata de Santa María la Real de Xunqueria de Ambía había un hospital de peregrinos, conocido gracias a unos documentos de 1520. También hay constancia de hospitales de peregrinos en Verín, Monterrei, Allariz y Orense. No hay duda de que existió un itinerario trazado entre todos estos centros religiosos y que, gracias a las innumerables muestras de hospitalidad que fueron encontrando los devotos, este mismo camino que utilizaba vías naturales de comunicación se convirtió en otro itinerario más hacia Santiago.
Ni que decir tiene que la belleza y encanto que se alcanza andando, o cargado hasta las trancas con alforjas en bicicleta, no tiene nada que ver con nuestra experiencia. Por eso el denominarlo por el que le escribe el Santiago Express.
Saludos!
Curro
miércoles, 25 de mayo de 2011
CONSEJOS PARA PODER TERMINAR TU PRIMERA SPARTATHLON. POR MARK WOOLLEY
Para que tu primera Spartathlon termina en los pies de Leonidas.
Estoy escribiendo esas líneas con el fin de ayudar a las personas cuya idioma principal es español. Hay mucho escrito en inglés pero muy poco en castellano. He hecho la Sparta 3 veces y acabado una sola vez. Espero que mi experiencia sirva para que vuestro primer intento resulte en el éxito.
SOBRE LA DUREZA DE SPARTATHLON.
Primero hay que decir que la Spartathlon es la carrera que más me ha costado terminar. Supuestamente las dos carreras Badwater y Spartathlon son las ultra carreras por asfalto más duras del mundo, he hecho las dos y puedo decir que para mí, con mis prestaciones físicas que Spartathlon es el más difícil para terminar. Es cierto que las condiciones en Badwater son mucho más extremas y muy duras pero lo que hace Spartathlon el más difícil son los tiempos de paso. Son brutales y no te dan margen de error. Para poner eso en contexto quiero señalar que tengo los 100 kms en 8:33 y en los 24 horas he marcado 188,6 kms. Ambos marcas no están para tirar cohetes pero son más que decentes y me sitúa como un ultra corredor amateur decente. Lo mismo como vosotros. Aun así entro dentro de los tiempos de paso en Spartathlon por los pelos y sospecho que vosotros también.
A diferencia de otras carreras tipo ultra, la Spartathlon te obliga a correr casi todo el tiempo. En el momento que te aflojas estas contra las barreras y estas eliminado. Hay que estar físicamente y mentalmente muy preparado para acabar. Ten en cuenta que solo un 33% suele acabar y que hay que presentar un currículo bastante bueno para participar. Claramente es una carrera muy, pero muy difícil. Por eso, y en contra de mi filosofía de correr ultras con el corazón hay que estar muy atento con los ritmos de carrera y los tiempos de paso.
Por los que viene de la montaña es también una carrera engañosa, sobre todo si vienes ya con mucha experiencia y con un currículo de montaña en condiciones. La característica principal de la montaña son los cambios de ritmo y por tanto la continua cambio en la musculatura empleado. En la Spartathlon hay muy pocos cambios de ritmo y eso tiende a sobre cargar ciertas grupos musculares. El asfalto también pasa factura de una manera que la montaña no hace y hay que tener el cuerpo hecho para asfalto. Me acuerdo muy bien de mi primer intento después del UTMB en 2007. Acabé el Tour sin problemas pero en la Sparta me sobre cargó las piernas después de 70 kms por no estar acostumbrado a la asfalto. Evidentemente estaba muy fuerte en montaña y muy malo en asfalto. La montaña no te prepare para el asfalto de Spartathlon. Correr por asfalto no tiene nada que ver con correr por montaña y aquí entramos en mi primer consejo:
HAY QUE ENTENAR EL ASFALTO.
Para tener éxito en esta clase de carrera hay que saber correr con la máxima eficiencia posible. Es decir; con el gasto mínima de energía. Y si quieres acabar la Sparta eso tiene que convertirse en el objetivo del año. Los demás carreras son nada más que diversión y entrenamientos en condiciones de competición. Y como la Sparta es tan difícil recomiendo que un 70% del entrenamiento total sea por asfalto.
Para el año en que tuve éxito, entrenaba con un GPS pulsometro. Me puso la velocidad a 10 kms por hora y experimentaba con distintas posturas y zancadas, posiciones de los brazos etc., etc., con el fin de encontrar la manera más eficaz de mantener esta velocidad. Empezaba con 125 pulsos por minuto para mantener 10 kms por hora y llego a 106 simplemente puliendo la técnica de carrera. En el momento que se descubre la técnica hay que practicarlo para que forme la cosa más natural de hacer. Básicamente casi no se levanta el pie y se desliza casi sobre la superficie, cosa que no se puede hacer en montaña. También se mantiene los brazos bajos y el torso recto con la cabeza mirando hacia adelante. También aprendí mucho mirando los corredores como Angel de la Mata y Eddie Galen en los 24 horas. Hay que pensar en eficacia, no en velocidad.
En cuanto la cantidad de entrenamiento tengo una filosofía muy simple. Se entrena cuando y como se puede pero para un ultrafondista hay que mantener un volumen muy alto. En mi caso eso significa que tengo que levantarme antes de las 6 de cada mañana para entrenar pero si no lo hago sé que no voy acabar la Sparta. De regla general entreno 2 horas en 2 sesiones al día con salidas largas de 5 o 6 horas durante los fines de semana. Hago entre 160 y 200 kms a la semana. Pero ojo, casi todo eso a ritmo lento. Ligeramente más rápido que la velocidad de la Sparta. Es decir a unos 11 - 12 kms / hora. Como mucho meto un par de sesiones de velocidad a la semana. La gran mayoría son sesiones lentas que me permite estar plenamente recuperada para la siguiente sesión.
LOS RITMOS EN CARRERA
Como los tiempos son tan ajustados, sobre todo al principio la gente intenta ganar un poco de margen. ¡¡CRASO ERROR!! Más personas fallan en Spartathlon en km 81 porque salen demasiado rápido que por cualquier otra razón. ¡¡¡En km 81 quedan eliminadas al menos la mitad!!! El tiempo de paso para los primeras 81 kms son 9 horas y media, cosa fácil pero hay que llegar con las piernas totalmente, pero totalmente frescas para afrontar el resto de la prueba. La gente suelen llegar pero cuando vean que sus piernas están machacadas se retiran. Forzar la marcha antes de km 81 significa que eres de la elite compitiendo el podio o que vas a reventar y no acabar. Si trabajamos con una velocidad de carrera de unos 10 kms / hora con pequeños descansos en los puntos de avituallamiento significa una velocidad media de 9 kms / hora. Con eso llegamos frescos pero con solo media hora de margen. Eso requiere una cabeza muy fría, con el cierre de control solo media hora después de nosotros pero después de km 81 se aflojen los controles un poco y se puede ir ganando unos 5 minutos por cada 10 kms corridas. Eso significa que cuando estas en Km 100 tienes 40 mins y en km 126 (la mitad de la carrera) casi un hora de margen. Cuando tuvo mi éxito en 2009 tenía 45 minutos de margen en km 81 y una hora completo en km 126. PERO BAJO NINGUNA CONDICION SE PUEDE FORZAR LA MARCHA EN LA PRIMERA PARTE DE LA CARRERA.
Después de km 126 se trata de mantener el margen. En 2009 ganaba unos 10 minutos sobre el margen por cada 15 kms corridas y las usé para comer y descansar antes de seguir. Tenía un amigo que me obligaba esta disciplina pero funciono. Comí bien y no me faltaba energía. Mantuve la hora de margen y acabé. Adelanté mucha gente que salió demasiado rápido y acabé muy por delante de ellos.
En la segunda parte de la carrera los tiempos de paso están calculados para que puedas caminar cuesta arriba. Pero hay que correr en llano y cuesta abajo. Si te encuentras caminando en llano estás perdiendo el tiempo. Pero no te agobias si estas caminando cuesta arriba. Es normal.
Y en km 160 hay un paso por la montaña. Para nosotros de la montaña es un gozado y sin tener que forzar la marcha ganó 15 minutos solo en la subida. Es un camino técnico por montaña, bastante expuesto pero nada que no es normal en montaña. Los corredores de asfalto se acojonan aquí pero es la única parte de la carrera donde los corredores por montaña tienen una clara ventaja. Adelanté mucha gente aquí sin tener que forzar para nada.
AVITUALLAMIENTOS
En general son muy básicos con cosas mínimas pero en los grandes controles hay bastante comida. El problema está en si necesitas una buena comida y estas fuera de un control grande. La organización te permite mandar una bolsa a cualquiera de los 74 puntos de control. En eso puedes poner lo que te da la gana y a mi pongo latas de arroz con leche que es algo que me funciona muy bien. Lo organizo para que tengo algo que sé que me va a entrar cada 20 kms más o menos. A veces la comida en la Sparta es demasiado seco con la consecuencia de que no comes lo suficiente. Es mejor tener eso previsto y no tener que comer nada de tus “drop bags” que faltar comida.
MÁS SOBRE LOS DROP BAGS
Hay que estimar donde vas estar sobre las 8 de la tarde para dejar un frontal para la noche.
Para la montaña hay que dejar algo de abrigo. En 2008 marcaba 35 ºC por la tarde en la zona de Corintos y 4ºC a las 4 de la mañana en la montaña. No llevaba ropa suficiente y tuve un fuerte hipotermia acabando la prueba en km 170 casi en coma!!! No es broma, a pesar de estar en el sur de Grecia puede marcar 4ºC por la noche en la montaña. Hay que estar preparado.
Y un consejo, usa las cosas viejas para la Sparta. Después de la montaña y de la noche pones tus cosas en un “drop bag” y la organización te lo lleva a meta para que puedas recogerlos. Sin embargo, no siempre es así y conozco muchas personas que han perdido cosas. Personalmente meto un frontal viejo con un jersey también viejo que no me importa si no lo vuelvo a ver.
Finalmente lleva una pequeña hoja con los números de los avituallamientos escritos donde tienes cosas porque después de 24 horas y la noche sin dormir es imposible acordarte donde tienes las cosas. Llevas una pequeña riñonera encima para guardarlo.
Bueno, son mis consejos y espero que os sirvan. Que empieza el debate porque eso es lo que a mí me funcionó. Otras personas tienen distintas fórmulas.
Un abrazo
Mark
Un saludo. Fernando FM
Estoy escribiendo esas líneas con el fin de ayudar a las personas cuya idioma principal es español. Hay mucho escrito en inglés pero muy poco en castellano. He hecho la Sparta 3 veces y acabado una sola vez. Espero que mi experiencia sirva para que vuestro primer intento resulte en el éxito.
SOBRE LA DUREZA DE SPARTATHLON.
Primero hay que decir que la Spartathlon es la carrera que más me ha costado terminar. Supuestamente las dos carreras Badwater y Spartathlon son las ultra carreras por asfalto más duras del mundo, he hecho las dos y puedo decir que para mí, con mis prestaciones físicas que Spartathlon es el más difícil para terminar. Es cierto que las condiciones en Badwater son mucho más extremas y muy duras pero lo que hace Spartathlon el más difícil son los tiempos de paso. Son brutales y no te dan margen de error. Para poner eso en contexto quiero señalar que tengo los 100 kms en 8:33 y en los 24 horas he marcado 188,6 kms. Ambos marcas no están para tirar cohetes pero son más que decentes y me sitúa como un ultra corredor amateur decente. Lo mismo como vosotros. Aun así entro dentro de los tiempos de paso en Spartathlon por los pelos y sospecho que vosotros también.
A diferencia de otras carreras tipo ultra, la Spartathlon te obliga a correr casi todo el tiempo. En el momento que te aflojas estas contra las barreras y estas eliminado. Hay que estar físicamente y mentalmente muy preparado para acabar. Ten en cuenta que solo un 33% suele acabar y que hay que presentar un currículo bastante bueno para participar. Claramente es una carrera muy, pero muy difícil. Por eso, y en contra de mi filosofía de correr ultras con el corazón hay que estar muy atento con los ritmos de carrera y los tiempos de paso.
Por los que viene de la montaña es también una carrera engañosa, sobre todo si vienes ya con mucha experiencia y con un currículo de montaña en condiciones. La característica principal de la montaña son los cambios de ritmo y por tanto la continua cambio en la musculatura empleado. En la Spartathlon hay muy pocos cambios de ritmo y eso tiende a sobre cargar ciertas grupos musculares. El asfalto también pasa factura de una manera que la montaña no hace y hay que tener el cuerpo hecho para asfalto. Me acuerdo muy bien de mi primer intento después del UTMB en 2007. Acabé el Tour sin problemas pero en la Sparta me sobre cargó las piernas después de 70 kms por no estar acostumbrado a la asfalto. Evidentemente estaba muy fuerte en montaña y muy malo en asfalto. La montaña no te prepare para el asfalto de Spartathlon. Correr por asfalto no tiene nada que ver con correr por montaña y aquí entramos en mi primer consejo:
HAY QUE ENTENAR EL ASFALTO.
Para tener éxito en esta clase de carrera hay que saber correr con la máxima eficiencia posible. Es decir; con el gasto mínima de energía. Y si quieres acabar la Sparta eso tiene que convertirse en el objetivo del año. Los demás carreras son nada más que diversión y entrenamientos en condiciones de competición. Y como la Sparta es tan difícil recomiendo que un 70% del entrenamiento total sea por asfalto.
Para el año en que tuve éxito, entrenaba con un GPS pulsometro. Me puso la velocidad a 10 kms por hora y experimentaba con distintas posturas y zancadas, posiciones de los brazos etc., etc., con el fin de encontrar la manera más eficaz de mantener esta velocidad. Empezaba con 125 pulsos por minuto para mantener 10 kms por hora y llego a 106 simplemente puliendo la técnica de carrera. En el momento que se descubre la técnica hay que practicarlo para que forme la cosa más natural de hacer. Básicamente casi no se levanta el pie y se desliza casi sobre la superficie, cosa que no se puede hacer en montaña. También se mantiene los brazos bajos y el torso recto con la cabeza mirando hacia adelante. También aprendí mucho mirando los corredores como Angel de la Mata y Eddie Galen en los 24 horas. Hay que pensar en eficacia, no en velocidad.
En cuanto la cantidad de entrenamiento tengo una filosofía muy simple. Se entrena cuando y como se puede pero para un ultrafondista hay que mantener un volumen muy alto. En mi caso eso significa que tengo que levantarme antes de las 6 de cada mañana para entrenar pero si no lo hago sé que no voy acabar la Sparta. De regla general entreno 2 horas en 2 sesiones al día con salidas largas de 5 o 6 horas durante los fines de semana. Hago entre 160 y 200 kms a la semana. Pero ojo, casi todo eso a ritmo lento. Ligeramente más rápido que la velocidad de la Sparta. Es decir a unos 11 - 12 kms / hora. Como mucho meto un par de sesiones de velocidad a la semana. La gran mayoría son sesiones lentas que me permite estar plenamente recuperada para la siguiente sesión.
LOS RITMOS EN CARRERA
Como los tiempos son tan ajustados, sobre todo al principio la gente intenta ganar un poco de margen. ¡¡CRASO ERROR!! Más personas fallan en Spartathlon en km 81 porque salen demasiado rápido que por cualquier otra razón. ¡¡¡En km 81 quedan eliminadas al menos la mitad!!! El tiempo de paso para los primeras 81 kms son 9 horas y media, cosa fácil pero hay que llegar con las piernas totalmente, pero totalmente frescas para afrontar el resto de la prueba. La gente suelen llegar pero cuando vean que sus piernas están machacadas se retiran. Forzar la marcha antes de km 81 significa que eres de la elite compitiendo el podio o que vas a reventar y no acabar. Si trabajamos con una velocidad de carrera de unos 10 kms / hora con pequeños descansos en los puntos de avituallamiento significa una velocidad media de 9 kms / hora. Con eso llegamos frescos pero con solo media hora de margen. Eso requiere una cabeza muy fría, con el cierre de control solo media hora después de nosotros pero después de km 81 se aflojen los controles un poco y se puede ir ganando unos 5 minutos por cada 10 kms corridas. Eso significa que cuando estas en Km 100 tienes 40 mins y en km 126 (la mitad de la carrera) casi un hora de margen. Cuando tuvo mi éxito en 2009 tenía 45 minutos de margen en km 81 y una hora completo en km 126. PERO BAJO NINGUNA CONDICION SE PUEDE FORZAR LA MARCHA EN LA PRIMERA PARTE DE LA CARRERA.
Después de km 126 se trata de mantener el margen. En 2009 ganaba unos 10 minutos sobre el margen por cada 15 kms corridas y las usé para comer y descansar antes de seguir. Tenía un amigo que me obligaba esta disciplina pero funciono. Comí bien y no me faltaba energía. Mantuve la hora de margen y acabé. Adelanté mucha gente que salió demasiado rápido y acabé muy por delante de ellos.
En la segunda parte de la carrera los tiempos de paso están calculados para que puedas caminar cuesta arriba. Pero hay que correr en llano y cuesta abajo. Si te encuentras caminando en llano estás perdiendo el tiempo. Pero no te agobias si estas caminando cuesta arriba. Es normal.
Y en km 160 hay un paso por la montaña. Para nosotros de la montaña es un gozado y sin tener que forzar la marcha ganó 15 minutos solo en la subida. Es un camino técnico por montaña, bastante expuesto pero nada que no es normal en montaña. Los corredores de asfalto se acojonan aquí pero es la única parte de la carrera donde los corredores por montaña tienen una clara ventaja. Adelanté mucha gente aquí sin tener que forzar para nada.
AVITUALLAMIENTOS
En general son muy básicos con cosas mínimas pero en los grandes controles hay bastante comida. El problema está en si necesitas una buena comida y estas fuera de un control grande. La organización te permite mandar una bolsa a cualquiera de los 74 puntos de control. En eso puedes poner lo que te da la gana y a mi pongo latas de arroz con leche que es algo que me funciona muy bien. Lo organizo para que tengo algo que sé que me va a entrar cada 20 kms más o menos. A veces la comida en la Sparta es demasiado seco con la consecuencia de que no comes lo suficiente. Es mejor tener eso previsto y no tener que comer nada de tus “drop bags” que faltar comida.
MÁS SOBRE LOS DROP BAGS
Hay que estimar donde vas estar sobre las 8 de la tarde para dejar un frontal para la noche.
Para la montaña hay que dejar algo de abrigo. En 2008 marcaba 35 ºC por la tarde en la zona de Corintos y 4ºC a las 4 de la mañana en la montaña. No llevaba ropa suficiente y tuve un fuerte hipotermia acabando la prueba en km 170 casi en coma!!! No es broma, a pesar de estar en el sur de Grecia puede marcar 4ºC por la noche en la montaña. Hay que estar preparado.
Y un consejo, usa las cosas viejas para la Sparta. Después de la montaña y de la noche pones tus cosas en un “drop bag” y la organización te lo lleva a meta para que puedas recogerlos. Sin embargo, no siempre es así y conozco muchas personas que han perdido cosas. Personalmente meto un frontal viejo con un jersey también viejo que no me importa si no lo vuelvo a ver.
Finalmente lleva una pequeña hoja con los números de los avituallamientos escritos donde tienes cosas porque después de 24 horas y la noche sin dormir es imposible acordarte donde tienes las cosas. Llevas una pequeña riñonera encima para guardarlo.
Bueno, son mis consejos y espero que os sirvan. Que empieza el debate porque eso es lo que a mí me funcionó. Otras personas tienen distintas fórmulas.
Un abrazo
Mark
Un saludo. Fernando FM
CRONICA DE LA SPARTATHLON 2.009
Como os comenté hace unas semanas que colgaría la crónica de Mark sobre esta carrera, pues aquí os la dejo para que la disfruteis.
Spartathlon 2009 Por Mark Steven Woolley
De nuestros fracasos vienen las oportunidades más valiosas para aprender y crecer. Sin el fracaso, nunca llegamos a saber donde está nuestro verdadero límite y nunca llegamos a conocernos a nosotros mismos un cien por ciento. Así fue para mí en mis dos primeros intentos de Spartathlon, en los que por diversos motivos no llegué a meta. En el primer intento llegué a km 115, ni la mitad del recorrido, donde un juez me obligó a abandonar por estar fuera del control de tiempo. Corría tan lento ya, que mi cuerpo estaba vacío, gastado en la carretera hasta que ya no me quedaba más, y frito bajo el sol de Grecia. De esta edición aprendí que tenía que estar mucho más rápido en asfalto y mucho más en forma si quería acabar esta durísima prueba. También aprendí que tenía que estar preparado para correr con calor y correr fuerte. Yo, un humilde corredor de montaña, estaba bajo la impresión de que eso del asfalto era más fácil. Pero no era verdad, de hecho es todo el contrario, y con el calor de Grecia de aquel año recibí una de las lecciones más importantes de mi vida deportiva.
Pero del fracaso se aprende, y me puse a entrenar asfalto en serio apuntándome a todas las ultramaratones clásicas de España que podía. Empecé a correr los 34 kms de ida y vuelta a mi trabajo, casi a diario, y sobre todo empecé a salir a entrenar bajo el sol andaluz a media tarde en verano. Seguía un plan de entrenamiento súper exigente, pero me noté una mejoría en la forma importante. Antes de una carrera, la gente me deseaba suerte pero siempre les respondía que la suerte empieza a las 5 de la mañana. No era ninguna mentira y poco a poco me convertía en un ultrafondista.
Para mi segundo intento estaba mucho más preparado y llegué a la mitad de la carrera, en Nemea km 124, sin problemas y con una hora de margen. Allí cometí el grave error de no comer. La consecuencia final de este error fue una hipotermia saliendo de la montaña en km 170. Me metieron en una furgoneta con la calefacción a tope hasta que volví a la normalidad. Pero claro; ya fuera de carrera. Sin embargo, me fijé en lo que estaba haciendo los atletas alrededor mío que sí terminaban. Me quedaba con una sola cosa: todos tenía un equipo de apoyo o una persona que les controlaban en la carrera y pensaba por ellos.
Así para mi tercer intento me fui con mi íntimo amigo José Luis Rubio Gallego. José iba a controlarme en carrera y obligarme a seguir el plan de ataque que habíamos desarrollado. Parece mentira, pero después de 24 horas corriendo, ¡y corriendo fuerte!, las neuronas se quedan totalmente fritas y decisiones como “debo comer algo aquí” no se saben tomar. Tener una persona que te controla en carrera es una gran ventaja, aunque no vale cualquiera. José es mi compañero en carreras de orientación. Llevamos unos 20 años haciendo carreras, escaladas y montañismo juntos. Hace 2 años hicimos una gran parte del UTMB juntos y en su día el quedó 4º en los Mundiales de Raid de Aventura. No sólo conoce el deporte de alto nivel, además me entiende a la perfección; más importante aún: me fio plenamente de su juicio.
En la salida, a las 7 de la mañana viernes 25 de septiembre 2009, nos encontramos entre 330 atletas de todo el mundo, cada uno soñando con tocar los pies del rey espartano Leónidas al llegar a meta; cada uno soñando que iba a correr como Phiedepides hace 2500 años, desde Atenas hasta Esparta para pedir ayuda al rey Leónidas y su ejército, porque los atenienses eran atacados por los Persas. Phiedepides es el corredor de ultrafondo más antiguo de la historia y todos los atletas en la salida esperábamos estar a la altura de su hazaña, algo realmente espectacular. Según el historiado Herodotus, Phiedepides salió con la primera luz del día y llegó a Esparta con la última luz del día siguiente. Es decir; 36 horas en términos modernos. Por tanto, el Spartathlon moderno tiene como tiempo límite 36 horas exactas para cubrir los 246 kms, incluyendo el paso por dos zonas montañosas entre Atenas y Esparta. Es realmente exigente. No solo por la distancia o el calor, sino por los tiempos límite, que son muy ajustados. Para dar un idea, el cierre de control a los 100 kms ronda las 12 horas, 170 kms a las 24 horas y los 246 kms a las 36 horas. Claramente no hay mucho margen para descansar o caminar. Hay que correr.
Empecé a correr y durante los primeros 50 kms estaba con Vicente Vertiz de México. Conocí a Vicente en mi primer intento hace 2 años y desde entonces nos hemos manteniendo en contacto. Salir de Atenas era una auténtica locura, corriendo entre los coches, y me encantó, aunque no era particularmente bonito. Pasamos por una zona industrial que más bien era bastante fea. Luego la ruta sigue por la costa, y es realmente bella y fácil de perderse en el momento. Por un lado tienes el mar Egeo y el otro lado un paisaje típico del mediterráneo. Disfruté muchísimo esos kilómetros con Vicente, pero cuando empezaba a tocar calor Vicente tuvo que aflojar su ritmo. No llevaba una adaptación al calor particularmente buena y empezaba a sufrir. Afortunadamente para mí, vivo y entreno en una zona muy calurosa y a pesar de que las temperaturas de la media tarde rondaban los 33/34º C no me notaba incómodo. Seguía una disciplina rigurosa, bajando el ritmo un poco y procurando poner sal en cada bebida que bebía. No me deshidraté en ningún momento.
Al llegar a km 81, Hellas Can, José me estaba esperando con un bocadillo de Jamón Serrano con tomate. ¡Sí señor! Eso era la buena vida. Lo comí entero y después de un par de bebidas y una pequeña charla con José seguía en carrera. El calor de la tarde significaba que iba con media hora de retraso según el plan que hicimos. No pasaba nada, reajustamos el plan en función de eso y seguimos para adelante. La idea era llegar a este punto con las piernas frescas y casi no podía creer que así era. Me sentía muy, pero muy bien, y con absolutamente nada de carga en las piernas. La disciplina rigurosa de ir controlando el paso, tomando sales y alimentándome bien estaba funcionando.
En este punto la carrera se mete en el interior del país, entre un sinfín de plantaciones de higos y uvas. El olor de las uvas era particularmente fuerte y muy perfumado. En km 100 vi a José Luis otra vez y cuál fue mi sorpresa al encontrarme a Luis Guerrero de México tumbado en el coche. Luis, además de ser una persona muy agradable es un gran corredor, que hoy por hoy está haciendo huella en los grandes 100 miles en Estado Unidos, pero parece que aquí ha subestimado la brutalidad de Spartathlon y se ha reventado (más adelante la organización tuvo que recogerle en un estado realmente peligroso, su pulso había bajado a 40 y tenía que pasar la noche en el hospital). Comí un poco, charlé con José y sin perder mucho tiempo salí corriendo.
Llegué a Nemea en km 124, la mitad de la carrera, con aproximadamente 1 hora de margen. Más importante aún era el hecho de que estaba entero. Tenía los niveles de energía altos todavía y las piernas, aunque estaban un poco cansados no tenían carga y realmente estaban libres de molestias. Pero aquí me llevé una agradable pero triste sorpresa. Vicente, mi buen amigo Mexicano, estaba con José en el coche de apoyo. Finalmente había reventado bajo el calor y la organización lo había eliminado. Afortunadamente José lo localizó en el “autobús de los muertos” y lo recogió en el coche. ¡Pobre Vicente!, estaba destrozado ya que ese era su 5º intento. Vicente es un atleta muy fuerte, tiene los 100 kms en 7:15, pero Spartathlon es brutal y no perdona ni el más mínimo debilidad o fallo. Vicente se incorporó con José como parte de mi apoyo y al menos parecía que lo estaba pasando mejor con él que en el autobús de los muertos. Ahora no podía fallar bajo ninguna circunstancia. Tenía dos personas pendientes de mí y tenía que cumplir. Después de algo de sopa, y algo de pasta me vestí con ropa de manga larga, me metía el frontal por la cabeza y salí corriendo. Mitad de carrera y aún seguía entero.
Es aquí cuando empecé a hablar con algún amigo por teléfono. No me acuerdo con quién exactamente (perdona) ya que al final hablé con muchas personas. El apoyo moral que recibí era alucinante y me sentí humilde a tener tan buenos amigos pensando en mí para llamarme en carrera. La noche desarrolló sin grandes problemas y a las 4 de la mañana me encontraba a pie de la subida a la montaña Sangas Pass. José y Vicente me dieron sopa y algunas galletas, y a pesar de mis quejas me obligaron a llevar un forro polar encima. “No hagas el gilipollas” dijo José, “es aquí donde tuviste la hipotermia el año pasado”. José tenía razón y me puse el polar. La ruta seguía un sendero de cabras que sube hasta 1200M para bajar el otro lado. Muchos de los corredores temen esta sección porque es bastante técnica, y con 160 kms en las piernas es fácil tropezar y hacerse daño. Para mí en cambio, es el tramo favorito de la carrera, y subiendo pasé a varios corredores que evidentemente no estaban tan cómodos en montaña como yo. Al llegar a la cumbre estaba soplando mucho el viento y, aunque no marcaba los 4ºC como el año pasado, hizo frío. Yo estaba muy cómodo dentro de mi forro polar, pensando que menos mal que mis amigos habían insistido en que lo llevase.
Bajando de la montaña me lo tomé con mucho cuidado; algo lento incluso, pero tenía un buen margen de tiempo y me emparanoyaba en caer y lesionarme. Era consciente de que aún me quedaban 80 kms hasta Esparta. Al llegar al carril del pueblo de Sangas empecé a correr otra vez y no paré hasta pasado el punto donde la hipotermia del año pasado significó la derrota. En 2008 al km 160 empecé a tiritar, al km 170 ya no me quedaba energía para tiritar y la visión se me cerró a un túnel oscuro que cada vez era más pequeño. No podía correr; sólo mal caminar de un lado al otro. Perdí toda mi coordinación y no podía hablar. Afortunadamente la organización estaba pendiente y me metieron en una furgoneta con la calefacción puesto a tope, terminando así mi penúltimo intento. Pero esta vez era muy diferente: me sentía lleno de energía, y gracias a mis amigos tenia ropa de sobra contra el frío de la montaña.
En poco tiempo llego al pueblo de Nestani con la primera luz del día. Aquí estaban esperando José Luis y Vicente con el desayuno, pero se me había cortado el apetito. El pensamiento de comer algo me provocaba nausea y decía que no podía comer. José insistió e insistió. Me dijo que no me iba a dejar salir sin comer algo y al final conseguí comer algo de arroz con leche y un café. Era como un padre tratando a un niño chico, pero precisamente eso era lo que se pactado antes de la carrera. Yo había dejado instrucciones a José de que a pesar de mis protestas tenía que ponerse muy pesado conmigo para comer. Siempre ha sido una debilidad mía en los ultra maratones.
Este patrón se repitió un sinfín de veces durante el día siguiente. Corría más rápido de lo que me imaginaba y en cada control José me obligaba a sentar 5 minutos y a comer. A veces poniendo comida en la boca. Cada 10 o 15 kms gané unos 5 – 15 minutos sobre el margen de un hora que teníamos y José utilizaba estos minutos para obligarme a descansar y comer. En el momento que el margen era una hora me dio una pata en el culo con órdenes de correr como una bestia. No estaba en ninguna condición para discutir y seguía los órdenes de José una y otra vez. Durante este periodo me llegaron también muchos mensajes de apoyo, tanto de amigos como de mi familia. No podía crear que tenia tantos amigos tan buenos pensando en mí y la verdad es que sentí una persona muy afortunado. Hasta me emocioné durante la tormenta cuando recibí un mensaje de Livan “No retreat, No surrender” (sin retirada, sin rendición). Ha captado mi estado mental a la perfección.
A 20 kms de meta estaba ya saboreando la victoria. Hasta podía oler Esparta. Vi a José y Vicente y los dos me dijeron que ya no iban a preocupar más con la disciplina rigurosa que habíamos aplicado hasta entonces y que si quería correr y meter un poco más de caña podía. Como me sentía lleno de energía, gracias a sus cuidados, abrí el paso y empecé a correr más rápido. Me encontraba fenomenal, y a pesar de las pequeñas molestias en las piernas estaba corriendo muy fluido y sin problemas. Poco a poco iba adelantando gente.
A unos 5 kms de llegar a meta, me crucé con Mark Cockbain, uno de los británicos más conocidos, y me puse a caminar un poco con él. Estaba destrozado y andaba a duras penas, pero me dijo que no le esperase, que la gloria era mía. Me despedí de él y seguía corriendo cuando ocurrió una sensación que nunca he experimentado antes a esas alturas de un ultra maratón. De repente empecé a correr sin esfuerzo. El ritmo que llevaba era bastante elevado pero todo era muy fácil. Era como si cada célula, cada tejido de mi cuerpo estuviese sincronizado para el acto de correr. No sé de donde vino eso, pero después de 240 kms estaba corriendo a una velocidad de unos 12 kms a la hora y me parecía fácil. Disfrutaba de cada segundo, pero alrededor mío la gente estaba muy rota, caminando la mayoría y algunos intentando trotar, pero a duras penas. Me sentía como el perro Buck, de The Call of the Wild (la llamada de la selva) por Jack London. He nacido para esto y de alguna manera estoy totalmente en contacto con mi interior ancestral. Por fin sabía lo que es ser corredor.
Y así llegué a tocar los pies del rey Leónidas. Cuando iba por el túnel de personas llegando a meta, escuché a uno de los corredores británicos ya retirados gritar que iba a ser el primer británico, y me puso la bandera del Reino Unido en la mano. Me hubiera gustado tener también la española, pero no lo habíamos previsto; así que llegué a meta como primer británico con su bandera. Era una lástima porque me siento tan español como inglés, pero negar a mi país de origen su bandera hubiera sido una mala educación muy fuerte.
“Hay un momento de éxtasis que marca la culminación de una existencia y más allá del cual ésta ya no puede elevarse. Y la paradoja existencial consiste en que, pese a sobrevenirle cuando más vivo está el sujeto, le llega cuando ha olvidado por completo que lo está. Este éxtasis, esta inconsciencia de estar vivo, le ocurre al artista, absorbido y enajenado por una intensa pasión; al soldado que, poseído de bélico ardor en un campamento sitiado, se niega a rendirse; y le sobrevino a Buck mientras iba al frente de la jauría emitiendo el inmemorial aullido del lobo, esforzándose al límite de sus fuerzas por atrapar aquel alimento que estaba vivo y huía a toda velocidad, iluminado por la luna. Estaba sondeando las profundidades de su naturaleza y de aquellos elementos de su naturaleza que surgían de honduras más profundas, que se remontaban a las entrañas del tiempo. Prevalecía en él la pura irrupción de la vida, la marea de existir, el perfecto goce de cada músculo, de cada articulación y de cada uno de sus tendones, por el hecho de que todo esto era la otra cara de la muerte, delirio y desenfreno expresado en el movimiento, en la carrera exultante bajo las estrellas y sobre aquella superficie de materia inerte”.
Jack London, The Call of the Wild.
Reflexiones.
Spartathlon es sin lugar a dudas la carrera a pie más dura y exigente que he hecho en mi vida. Hoy en día hay muchas las carreras que reclaman ser la más duro del mundo y solo puedo decir que Spartathlon podría serlo. Muchos opinan así.
Al final hice 34 horas y 30 minutos, quedando 77 en la clasificación general de 330 atletas que tomaron la salida. En total hubo 130 personas que terminaron.
Me costó 2 intentos fallidos antes de encontrar la fórmula que significaba el éxito en Spartathlon. Me hubiera gustado decir que lo hice en el estilo Andaluz, con dos coj**** pero sería mentira. El éxito en Spartathlon se debió a una preparación muy exigente, seguido por un plan de carrera muy elaborado y con una disciplina militar durante la carrera. José Luis me obligó a mantener la disciplina y sin el mi último intento no hubiera sido igual, quizás hubiera terminado otra vez en fracaso. Gracias a él (y a Vicente) he podido acabar, y he acabado muy fuerte. Llegando a meta era una delicia y era porque mis amigos me han cuidado durante las 34 horas previas.
Un saludo Fernando FM.
Spartathlon 2009 Por Mark Steven Woolley
De nuestros fracasos vienen las oportunidades más valiosas para aprender y crecer. Sin el fracaso, nunca llegamos a saber donde está nuestro verdadero límite y nunca llegamos a conocernos a nosotros mismos un cien por ciento. Así fue para mí en mis dos primeros intentos de Spartathlon, en los que por diversos motivos no llegué a meta. En el primer intento llegué a km 115, ni la mitad del recorrido, donde un juez me obligó a abandonar por estar fuera del control de tiempo. Corría tan lento ya, que mi cuerpo estaba vacío, gastado en la carretera hasta que ya no me quedaba más, y frito bajo el sol de Grecia. De esta edición aprendí que tenía que estar mucho más rápido en asfalto y mucho más en forma si quería acabar esta durísima prueba. También aprendí que tenía que estar preparado para correr con calor y correr fuerte. Yo, un humilde corredor de montaña, estaba bajo la impresión de que eso del asfalto era más fácil. Pero no era verdad, de hecho es todo el contrario, y con el calor de Grecia de aquel año recibí una de las lecciones más importantes de mi vida deportiva.
Pero del fracaso se aprende, y me puse a entrenar asfalto en serio apuntándome a todas las ultramaratones clásicas de España que podía. Empecé a correr los 34 kms de ida y vuelta a mi trabajo, casi a diario, y sobre todo empecé a salir a entrenar bajo el sol andaluz a media tarde en verano. Seguía un plan de entrenamiento súper exigente, pero me noté una mejoría en la forma importante. Antes de una carrera, la gente me deseaba suerte pero siempre les respondía que la suerte empieza a las 5 de la mañana. No era ninguna mentira y poco a poco me convertía en un ultrafondista.
Para mi segundo intento estaba mucho más preparado y llegué a la mitad de la carrera, en Nemea km 124, sin problemas y con una hora de margen. Allí cometí el grave error de no comer. La consecuencia final de este error fue una hipotermia saliendo de la montaña en km 170. Me metieron en una furgoneta con la calefacción a tope hasta que volví a la normalidad. Pero claro; ya fuera de carrera. Sin embargo, me fijé en lo que estaba haciendo los atletas alrededor mío que sí terminaban. Me quedaba con una sola cosa: todos tenía un equipo de apoyo o una persona que les controlaban en la carrera y pensaba por ellos.
Así para mi tercer intento me fui con mi íntimo amigo José Luis Rubio Gallego. José iba a controlarme en carrera y obligarme a seguir el plan de ataque que habíamos desarrollado. Parece mentira, pero después de 24 horas corriendo, ¡y corriendo fuerte!, las neuronas se quedan totalmente fritas y decisiones como “debo comer algo aquí” no se saben tomar. Tener una persona que te controla en carrera es una gran ventaja, aunque no vale cualquiera. José es mi compañero en carreras de orientación. Llevamos unos 20 años haciendo carreras, escaladas y montañismo juntos. Hace 2 años hicimos una gran parte del UTMB juntos y en su día el quedó 4º en los Mundiales de Raid de Aventura. No sólo conoce el deporte de alto nivel, además me entiende a la perfección; más importante aún: me fio plenamente de su juicio.
En la salida, a las 7 de la mañana viernes 25 de septiembre 2009, nos encontramos entre 330 atletas de todo el mundo, cada uno soñando con tocar los pies del rey espartano Leónidas al llegar a meta; cada uno soñando que iba a correr como Phiedepides hace 2500 años, desde Atenas hasta Esparta para pedir ayuda al rey Leónidas y su ejército, porque los atenienses eran atacados por los Persas. Phiedepides es el corredor de ultrafondo más antiguo de la historia y todos los atletas en la salida esperábamos estar a la altura de su hazaña, algo realmente espectacular. Según el historiado Herodotus, Phiedepides salió con la primera luz del día y llegó a Esparta con la última luz del día siguiente. Es decir; 36 horas en términos modernos. Por tanto, el Spartathlon moderno tiene como tiempo límite 36 horas exactas para cubrir los 246 kms, incluyendo el paso por dos zonas montañosas entre Atenas y Esparta. Es realmente exigente. No solo por la distancia o el calor, sino por los tiempos límite, que son muy ajustados. Para dar un idea, el cierre de control a los 100 kms ronda las 12 horas, 170 kms a las 24 horas y los 246 kms a las 36 horas. Claramente no hay mucho margen para descansar o caminar. Hay que correr.
Empecé a correr y durante los primeros 50 kms estaba con Vicente Vertiz de México. Conocí a Vicente en mi primer intento hace 2 años y desde entonces nos hemos manteniendo en contacto. Salir de Atenas era una auténtica locura, corriendo entre los coches, y me encantó, aunque no era particularmente bonito. Pasamos por una zona industrial que más bien era bastante fea. Luego la ruta sigue por la costa, y es realmente bella y fácil de perderse en el momento. Por un lado tienes el mar Egeo y el otro lado un paisaje típico del mediterráneo. Disfruté muchísimo esos kilómetros con Vicente, pero cuando empezaba a tocar calor Vicente tuvo que aflojar su ritmo. No llevaba una adaptación al calor particularmente buena y empezaba a sufrir. Afortunadamente para mí, vivo y entreno en una zona muy calurosa y a pesar de que las temperaturas de la media tarde rondaban los 33/34º C no me notaba incómodo. Seguía una disciplina rigurosa, bajando el ritmo un poco y procurando poner sal en cada bebida que bebía. No me deshidraté en ningún momento.
Al llegar a km 81, Hellas Can, José me estaba esperando con un bocadillo de Jamón Serrano con tomate. ¡Sí señor! Eso era la buena vida. Lo comí entero y después de un par de bebidas y una pequeña charla con José seguía en carrera. El calor de la tarde significaba que iba con media hora de retraso según el plan que hicimos. No pasaba nada, reajustamos el plan en función de eso y seguimos para adelante. La idea era llegar a este punto con las piernas frescas y casi no podía creer que así era. Me sentía muy, pero muy bien, y con absolutamente nada de carga en las piernas. La disciplina rigurosa de ir controlando el paso, tomando sales y alimentándome bien estaba funcionando.
En este punto la carrera se mete en el interior del país, entre un sinfín de plantaciones de higos y uvas. El olor de las uvas era particularmente fuerte y muy perfumado. En km 100 vi a José Luis otra vez y cuál fue mi sorpresa al encontrarme a Luis Guerrero de México tumbado en el coche. Luis, además de ser una persona muy agradable es un gran corredor, que hoy por hoy está haciendo huella en los grandes 100 miles en Estado Unidos, pero parece que aquí ha subestimado la brutalidad de Spartathlon y se ha reventado (más adelante la organización tuvo que recogerle en un estado realmente peligroso, su pulso había bajado a 40 y tenía que pasar la noche en el hospital). Comí un poco, charlé con José y sin perder mucho tiempo salí corriendo.
Llegué a Nemea en km 124, la mitad de la carrera, con aproximadamente 1 hora de margen. Más importante aún era el hecho de que estaba entero. Tenía los niveles de energía altos todavía y las piernas, aunque estaban un poco cansados no tenían carga y realmente estaban libres de molestias. Pero aquí me llevé una agradable pero triste sorpresa. Vicente, mi buen amigo Mexicano, estaba con José en el coche de apoyo. Finalmente había reventado bajo el calor y la organización lo había eliminado. Afortunadamente José lo localizó en el “autobús de los muertos” y lo recogió en el coche. ¡Pobre Vicente!, estaba destrozado ya que ese era su 5º intento. Vicente es un atleta muy fuerte, tiene los 100 kms en 7:15, pero Spartathlon es brutal y no perdona ni el más mínimo debilidad o fallo. Vicente se incorporó con José como parte de mi apoyo y al menos parecía que lo estaba pasando mejor con él que en el autobús de los muertos. Ahora no podía fallar bajo ninguna circunstancia. Tenía dos personas pendientes de mí y tenía que cumplir. Después de algo de sopa, y algo de pasta me vestí con ropa de manga larga, me metía el frontal por la cabeza y salí corriendo. Mitad de carrera y aún seguía entero.
Es aquí cuando empecé a hablar con algún amigo por teléfono. No me acuerdo con quién exactamente (perdona) ya que al final hablé con muchas personas. El apoyo moral que recibí era alucinante y me sentí humilde a tener tan buenos amigos pensando en mí para llamarme en carrera. La noche desarrolló sin grandes problemas y a las 4 de la mañana me encontraba a pie de la subida a la montaña Sangas Pass. José y Vicente me dieron sopa y algunas galletas, y a pesar de mis quejas me obligaron a llevar un forro polar encima. “No hagas el gilipollas” dijo José, “es aquí donde tuviste la hipotermia el año pasado”. José tenía razón y me puse el polar. La ruta seguía un sendero de cabras que sube hasta 1200M para bajar el otro lado. Muchos de los corredores temen esta sección porque es bastante técnica, y con 160 kms en las piernas es fácil tropezar y hacerse daño. Para mí en cambio, es el tramo favorito de la carrera, y subiendo pasé a varios corredores que evidentemente no estaban tan cómodos en montaña como yo. Al llegar a la cumbre estaba soplando mucho el viento y, aunque no marcaba los 4ºC como el año pasado, hizo frío. Yo estaba muy cómodo dentro de mi forro polar, pensando que menos mal que mis amigos habían insistido en que lo llevase.
Bajando de la montaña me lo tomé con mucho cuidado; algo lento incluso, pero tenía un buen margen de tiempo y me emparanoyaba en caer y lesionarme. Era consciente de que aún me quedaban 80 kms hasta Esparta. Al llegar al carril del pueblo de Sangas empecé a correr otra vez y no paré hasta pasado el punto donde la hipotermia del año pasado significó la derrota. En 2008 al km 160 empecé a tiritar, al km 170 ya no me quedaba energía para tiritar y la visión se me cerró a un túnel oscuro que cada vez era más pequeño. No podía correr; sólo mal caminar de un lado al otro. Perdí toda mi coordinación y no podía hablar. Afortunadamente la organización estaba pendiente y me metieron en una furgoneta con la calefacción puesto a tope, terminando así mi penúltimo intento. Pero esta vez era muy diferente: me sentía lleno de energía, y gracias a mis amigos tenia ropa de sobra contra el frío de la montaña.
En poco tiempo llego al pueblo de Nestani con la primera luz del día. Aquí estaban esperando José Luis y Vicente con el desayuno, pero se me había cortado el apetito. El pensamiento de comer algo me provocaba nausea y decía que no podía comer. José insistió e insistió. Me dijo que no me iba a dejar salir sin comer algo y al final conseguí comer algo de arroz con leche y un café. Era como un padre tratando a un niño chico, pero precisamente eso era lo que se pactado antes de la carrera. Yo había dejado instrucciones a José de que a pesar de mis protestas tenía que ponerse muy pesado conmigo para comer. Siempre ha sido una debilidad mía en los ultra maratones.
Este patrón se repitió un sinfín de veces durante el día siguiente. Corría más rápido de lo que me imaginaba y en cada control José me obligaba a sentar 5 minutos y a comer. A veces poniendo comida en la boca. Cada 10 o 15 kms gané unos 5 – 15 minutos sobre el margen de un hora que teníamos y José utilizaba estos minutos para obligarme a descansar y comer. En el momento que el margen era una hora me dio una pata en el culo con órdenes de correr como una bestia. No estaba en ninguna condición para discutir y seguía los órdenes de José una y otra vez. Durante este periodo me llegaron también muchos mensajes de apoyo, tanto de amigos como de mi familia. No podía crear que tenia tantos amigos tan buenos pensando en mí y la verdad es que sentí una persona muy afortunado. Hasta me emocioné durante la tormenta cuando recibí un mensaje de Livan “No retreat, No surrender” (sin retirada, sin rendición). Ha captado mi estado mental a la perfección.
A 20 kms de meta estaba ya saboreando la victoria. Hasta podía oler Esparta. Vi a José y Vicente y los dos me dijeron que ya no iban a preocupar más con la disciplina rigurosa que habíamos aplicado hasta entonces y que si quería correr y meter un poco más de caña podía. Como me sentía lleno de energía, gracias a sus cuidados, abrí el paso y empecé a correr más rápido. Me encontraba fenomenal, y a pesar de las pequeñas molestias en las piernas estaba corriendo muy fluido y sin problemas. Poco a poco iba adelantando gente.
A unos 5 kms de llegar a meta, me crucé con Mark Cockbain, uno de los británicos más conocidos, y me puse a caminar un poco con él. Estaba destrozado y andaba a duras penas, pero me dijo que no le esperase, que la gloria era mía. Me despedí de él y seguía corriendo cuando ocurrió una sensación que nunca he experimentado antes a esas alturas de un ultra maratón. De repente empecé a correr sin esfuerzo. El ritmo que llevaba era bastante elevado pero todo era muy fácil. Era como si cada célula, cada tejido de mi cuerpo estuviese sincronizado para el acto de correr. No sé de donde vino eso, pero después de 240 kms estaba corriendo a una velocidad de unos 12 kms a la hora y me parecía fácil. Disfrutaba de cada segundo, pero alrededor mío la gente estaba muy rota, caminando la mayoría y algunos intentando trotar, pero a duras penas. Me sentía como el perro Buck, de The Call of the Wild (la llamada de la selva) por Jack London. He nacido para esto y de alguna manera estoy totalmente en contacto con mi interior ancestral. Por fin sabía lo que es ser corredor.
Y así llegué a tocar los pies del rey Leónidas. Cuando iba por el túnel de personas llegando a meta, escuché a uno de los corredores británicos ya retirados gritar que iba a ser el primer británico, y me puso la bandera del Reino Unido en la mano. Me hubiera gustado tener también la española, pero no lo habíamos previsto; así que llegué a meta como primer británico con su bandera. Era una lástima porque me siento tan español como inglés, pero negar a mi país de origen su bandera hubiera sido una mala educación muy fuerte.
“Hay un momento de éxtasis que marca la culminación de una existencia y más allá del cual ésta ya no puede elevarse. Y la paradoja existencial consiste en que, pese a sobrevenirle cuando más vivo está el sujeto, le llega cuando ha olvidado por completo que lo está. Este éxtasis, esta inconsciencia de estar vivo, le ocurre al artista, absorbido y enajenado por una intensa pasión; al soldado que, poseído de bélico ardor en un campamento sitiado, se niega a rendirse; y le sobrevino a Buck mientras iba al frente de la jauría emitiendo el inmemorial aullido del lobo, esforzándose al límite de sus fuerzas por atrapar aquel alimento que estaba vivo y huía a toda velocidad, iluminado por la luna. Estaba sondeando las profundidades de su naturaleza y de aquellos elementos de su naturaleza que surgían de honduras más profundas, que se remontaban a las entrañas del tiempo. Prevalecía en él la pura irrupción de la vida, la marea de existir, el perfecto goce de cada músculo, de cada articulación y de cada uno de sus tendones, por el hecho de que todo esto era la otra cara de la muerte, delirio y desenfreno expresado en el movimiento, en la carrera exultante bajo las estrellas y sobre aquella superficie de materia inerte”.
Jack London, The Call of the Wild.
Reflexiones.
Spartathlon es sin lugar a dudas la carrera a pie más dura y exigente que he hecho en mi vida. Hoy en día hay muchas las carreras que reclaman ser la más duro del mundo y solo puedo decir que Spartathlon podría serlo. Muchos opinan así.
Al final hice 34 horas y 30 minutos, quedando 77 en la clasificación general de 330 atletas que tomaron la salida. En total hubo 130 personas que terminaron.
Me costó 2 intentos fallidos antes de encontrar la fórmula que significaba el éxito en Spartathlon. Me hubiera gustado decir que lo hice en el estilo Andaluz, con dos coj**** pero sería mentira. El éxito en Spartathlon se debió a una preparación muy exigente, seguido por un plan de carrera muy elaborado y con una disciplina militar durante la carrera. José Luis me obligó a mantener la disciplina y sin el mi último intento no hubiera sido igual, quizás hubiera terminado otra vez en fracaso. Gracias a él (y a Vicente) he podido acabar, y he acabado muy fuerte. Llegando a meta era una delicia y era porque mis amigos me han cuidado durante las 34 horas previas.
Un saludo Fernando FM.
viernes, 13 de mayo de 2011
Maratón en una mina.
Dentro de la relación de carreras insólitas que estamos poniendo, os dejo una muy curiosa que he visto en la revistra Trail.
Maratón bajo tierra.
En la población alemana de Sondershausen se
celebró la VII edición del único maratón en el
mundo que se corre completamente bajo tierra.
Un pelotón de 460 corredores se
enfrentó al Unter-Tage Marathon
dentro de una mina de sal a 700
metros de profundidad. La carrera
consiste en completar cuatro vueltas
a un laberinto de tenebrosas
galerías que a modo de circuito
suma 10.500 m hasta alcanzar los
legendarios 42 kilómetros. Frente a
lo que cabría suponer, este subterráneo
recorrido lejos de ser llano
acumula un total de 2.480 m de desniveles
entre subidas y bajadas. Desde
luego, si no fuese porque se corre
a casi un kilómetro de profundidad
debería de catalogarse como
maratón de montaña. Hasta el punto
de que los repechos más pendientes
son superados caminando incluso
por los atletas más fuertes del
pelotón.
Una vez que los ascensores jaula
descienden a las cuadrillas de
mineros y corredores a lo más profundo
del pozo el ambiente se vuelve
más cargado a pesar de los grandes
cañones de ventilación que renuevan
el oxigeno continuamente. Mientras
que en las calles de Sondershausen
la temperatura en diciembre
ronda los cero grados en el interior
de las galerías el termómetro oscila
entre unos 25 y 30 tropicales grados
cargados de humedad. Una vez se da
el bocinazo de la salida, sólo la tenue
luz de dispersas bombillas instaladas
en lo alto de los túneles ilumina
las zancadas de los corredores, por
lo que algunos optan por utilizar su
propia luz frontal, principalmente al
afrontar los vertiginosos descensos.
Además, como medida de seguridad,
la organización del maratón
obliga a cada corredor a portar casco
protector mientras permanezca
en el interior de la mina, incluso
durante la propia competición.
En la presente edición de esta
topocarrera no apta para atletas
claustrofóbicos se encontraban los
madrileños Juan Antonio Alegre,
Chinotto, y Miguel Caselles. La participación
madrileña se hizo notar al
conseguir Chinotto el tercer puesto
de la clasificación general (3h17:20)
a tan solo cuatro minutos del vencedor,
Uwe Schiwek (3h13:29), al que
siguió Martin Wahl (3h14:53). En la
competición femenina Geertje
Tewes (3h58:39) y Annette Geiken
(3:58:40) protagonizaron un apretado
sprint por la victoria seguidas de
Birgit Bruder (4h26:59).
Chinotto dedicó su tercer puesto
a los trabajadores de la mina y manifestó
que "lo bueno de este recorrido
es que meses antes ya conoces
la predicción meteorológica para el
día de la carrera porque ni te nevará
ni te lloverá por mal tiempo que haga
en diciembre". Por su parte Caselles
mencionó que "hacer realidad una
carrera de larga distancia en un
lugar tan ajeno a la lógica como es
este solo es posible gracias a una
creativa organización liderada por
apasionados de los desafíos no convencionales".
El colofón del Unter-Tage
Marathon se llevó a cabo con la
ceremonia de entrega de trofeos
bajo una gran bóveda excavada para
acoger incluso conciertos de música
clásica. Como allí dijo un representante
de la organización, "La buena
acústica de la cavidad y el atlético
recorrido subterráneo para maratonianos
hacen de la mina de Sondershausen
un espacio de atractiva
dimensión surrealista". No le falta
razón…
Saludos traileros. Jes
Maratón bajo tierra.
En la población alemana de Sondershausen se
celebró la VII edición del único maratón en el
mundo que se corre completamente bajo tierra.
Un pelotón de 460 corredores se
enfrentó al Unter-Tage Marathon
dentro de una mina de sal a 700
metros de profundidad. La carrera
consiste en completar cuatro vueltas
a un laberinto de tenebrosas
galerías que a modo de circuito
suma 10.500 m hasta alcanzar los
legendarios 42 kilómetros. Frente a
lo que cabría suponer, este subterráneo
recorrido lejos de ser llano
acumula un total de 2.480 m de desniveles
entre subidas y bajadas. Desde
luego, si no fuese porque se corre
a casi un kilómetro de profundidad
debería de catalogarse como
maratón de montaña. Hasta el punto
de que los repechos más pendientes
son superados caminando incluso
por los atletas más fuertes del
pelotón.
Una vez que los ascensores jaula
descienden a las cuadrillas de
mineros y corredores a lo más profundo
del pozo el ambiente se vuelve
más cargado a pesar de los grandes
cañones de ventilación que renuevan
el oxigeno continuamente. Mientras
que en las calles de Sondershausen
la temperatura en diciembre
ronda los cero grados en el interior
de las galerías el termómetro oscila
entre unos 25 y 30 tropicales grados
cargados de humedad. Una vez se da
el bocinazo de la salida, sólo la tenue
luz de dispersas bombillas instaladas
en lo alto de los túneles ilumina
las zancadas de los corredores, por
lo que algunos optan por utilizar su
propia luz frontal, principalmente al
afrontar los vertiginosos descensos.
Además, como medida de seguridad,
la organización del maratón
obliga a cada corredor a portar casco
protector mientras permanezca
en el interior de la mina, incluso
durante la propia competición.
En la presente edición de esta
topocarrera no apta para atletas
claustrofóbicos se encontraban los
madrileños Juan Antonio Alegre,
Chinotto, y Miguel Caselles. La participación
madrileña se hizo notar al
conseguir Chinotto el tercer puesto
de la clasificación general (3h17:20)
a tan solo cuatro minutos del vencedor,
Uwe Schiwek (3h13:29), al que
siguió Martin Wahl (3h14:53). En la
competición femenina Geertje
Tewes (3h58:39) y Annette Geiken
(3:58:40) protagonizaron un apretado
sprint por la victoria seguidas de
Birgit Bruder (4h26:59).
Chinotto dedicó su tercer puesto
a los trabajadores de la mina y manifestó
que "lo bueno de este recorrido
es que meses antes ya conoces
la predicción meteorológica para el
día de la carrera porque ni te nevará
ni te lloverá por mal tiempo que haga
en diciembre". Por su parte Caselles
mencionó que "hacer realidad una
carrera de larga distancia en un
lugar tan ajeno a la lógica como es
este solo es posible gracias a una
creativa organización liderada por
apasionados de los desafíos no convencionales".
El colofón del Unter-Tage
Marathon se llevó a cabo con la
ceremonia de entrega de trofeos
bajo una gran bóveda excavada para
acoger incluso conciertos de música
clásica. Como allí dijo un representante
de la organización, "La buena
acústica de la cavidad y el atlético
recorrido subterráneo para maratonianos
hacen de la mina de Sondershausen
un espacio de atractiva
dimensión surrealista". No le falta
razón…
Saludos traileros. Jes
miércoles, 11 de mayo de 2011
V CARRERA POR MONTAÑA SIERRA ELVIRA
El Domingo 1º de Mayo ,día del trabajador, lo celebramos santificando la onomástica y dándole a las piernas, que mejor modo de pasar el día.
La competición en cuestión no fue otra que la ya conocida por algunos de nosotros Carrera por Montaña Sierra Elvira que este año celebra su V edición . Dada la calidad de la organización, lo exigente del trazado y otros factores como por ejemplo el gran papel que desarrollo la selección Andaluza la temporada pasada, han facilitado que este año fuera una de las pruebas del Campeonato de España de Carreras por Montaña.
Una primera avanzadilla compuesta por Jordi, Rafa Fernández, Curro y Rafa Argote, salimos el Sábado por la tarde atravesando varias tormentas en el trayecto y disfrutando del espectáculo que estas nos ofrecían. Aún con los puntos frescos por la derrota del Madrid ante el Barcelona, este y otras bromas con fondo de fado fueron el tema de charla del viaje que transcurrió sin incidencia...”...¿por qué?..¿no lo entiendo?...¿por qué?..”.
Tras la distendida charla, nos ofrecieron en el centro ,un pequeño ágape regado con rubias burbujeantes que no menospreciamos, el ambiente era estupendo y se mascaba calidad con varias de las selecciones regionales presentes.
Esta amable Señora no dejo de agasajarnos.
Antes de abandonar el centro preguntamos donde nos facilitaban el techo para dormir y resulta que era en el mismo centro, en la zona de camerinos que se encuentran en el sótano de las instalaciones. En este momento afloró en mi un pequeño sentimiento de “homeless”...¡¡ coño éramos los únicos que dormíamos ayí!!! El resto todos de Hotelito (y dicen que hay crisis), ahora que mejor imposible.... un pedazo de almacén con tarima y con paredes forradas de madera y donde no se escuchaba nada más que algún que otro ronquido, pero conocido, con lo cual acompañaba en el silencio de la noche.
Fuimos a cenar por el pueblo y nos pusieron bien y como os podréis imaginar pasamos un gran rato llegando incluso a las lagrimas pero no de pena sino de risa, a la hora de los postres y todo debido a un extraño acento granaino a la hora de nombrar un postre...: “TIRAMICHÚ” el camarero soporto de buen grado el caiondeo que nos pegamos a su costa.
Detalle del bordado del nuevo logo en los forros del Club.
El día de la carrera la mañana estaba despejada y no hacía nada de frío, salimos del pueblo y nos encaminamos a la zona recreativa de la Ermita de los Tres Juanes donde tiene lugar la salida y llegada de la prueba que consta con una distancia de 28,6 kilómetros y un desnivel acumulado de 3600 metros . Os podéis imaginar las maquinas que había allí, la cream de la cream del atletismo de montaña Español y de alguna que otra Comunidad Autónoma también Española aunque muy a su pesar. Al ser una prueba de carácter general también había muchas féminas, cosa rara en una a nivel regional o local...a ver si se animan de una vez por todas y se quitan el miedo a esta modalidad.
Del Club nos juntamos una buena representación: Antonio Bernardino, Pablo Bonilla, Curro, Rafa Fernández, Paco Ríos, Alfonso Mesa, Domingo, Fernando Serrano, Jordi y yo. En la foto hay tres personas que no son del Club pero casi, Alberto del Coche Escoba, Juan Jose del Club Tuareg de Cabra y Jose Antonio un bravo corredor del pueblo de Gor (Almeria) a quien conocí por que coincidiremos este año en la Trans-Alpine Run Gore Tex.
Bueno, yo a mi cruda realidad de nuevo, la bajada se hace divertida , gracias a Dios no llueve por que la caliza con el agua es un resbalón seguro y si no que se lo pregunten a Fran y a Bernardino, que han tenido ya alguna mala experiencia. Tras esta bajada y por el Sendero de los Caballos vamos bordeando la cara norte del Morrón de la Punta , este tramo es muy divertido con densa vegetación y discurre por estrecho sendero con numerosos subes-bajas cortos con tramos de roca, como no después de la diversión llega el sufrimiento y no es otro que encarar el cortafuegos que nos llevará hasta el pico del Morrón de la Punta. No hay perdida ante tus ojos un despejado cortafuegos que se torna vertical ante mis ojos y piernas, este final de carrera es de lo mas duros que hay en el circuito, a tan solo 3 kilómetros de la meta una guinda de categoría que a mi personalmente este año me mató de tiro en la sien, después ya nada fue lo mismo, bueno si las cervezas del final no cambian, subes 200 metros en 500 metros que da una pendiente media del 40% , ahí es ná.
Casi como un cadáver me arrastré hasta la cima y la bajada la efectúo como las caricaturas de dibujos animados en que el dibujo se resbala por la superficie, así hasta el ultimo avituallamiento donde me paro sin prisas y repongo dejando que me pasen sin reparo ni preocupación alguna, aquí me encuentro a la incondicional familia de Pacoki que siempre nos animan antes, durante y después de las carreras...¡¡¡ gracias Paqui !!!. Ya desde aquí la llegada a meta es pan comido, aunque algo duro si vas cansado que es mi circunstancia.
A la llegada como de costumbre, nos contamos nuestras batallitas y las regamos y acompañamos con un magnifico arroz, habas frescas, sandwiches variados, agua mineral y refrescos, batidos e incluso dulces finos etc,etc, que generosamente pone la organización a disposición de los participantes y todo el que pase por allí. De esto tenían que aprender de Despeñaperros para arriba, donde como mucho te dan un minibocadillo y un refresco y a tomar viento fresco. La organización tambien facilitó duchas, de agua fria en la misma zona de llagada y de caliente ( la nuestra) de nuevo en el Centro Cultural, otro detalle del que pueden tomar nota otras organizaciones.
En definitiva una organización como siempre perfecta que nos obsequió con un Buff, una camiseta Técnica conmemorativa de la prueba y un chaleco “soft shell” con un parche de la carrera, ya estamos deseando que llegue la 6ª edición de esta maravillosa carrera para pasar un gran día.
Gracias al Club Atletismo Atarfe por vuestra generosidad y dedicación.
Salu2!!!!!
Rafa Argote.
VIDEO DE PRESENTACIÓN DE LOS 101 KM DE RONDA
Recientemente pusimos las crónicas de las carreras que hicieron Fali y Mark, Tor des geants y Badwater, carreras catalogadas como de las más duras del mundo. Casualidad que ahora ha sido la organización de los 101 km de Ronda quien los han invitado para que sean ellos los responsables de dar la charla del viernes antes de la carrera. Por desgracia no pude llegar a tiempo para poder disfrutar con ellos de sus experiencias, pero tenemos la suerte de que se grabó en video, es una película que tiene algunos cortes, pero sus explicaciones son más que suficiente para hacernos una idea de lo que tuvieron que pasar para lograr terminarlas.
Os dejo el enlace.
http://www.youtube.com/watch?v=sffHKm0nu1Q
Un saludo. Fernando FM
Os dejo el enlace.
http://www.youtube.com/watch?v=sffHKm0nu1Q
Un saludo. Fernando FM
viernes, 6 de mayo de 2011
MONTAÑISMO EXTREMO.
Teníamos como objetivo dormir una noche en la nieve en pleno invierno para probar el equipo. Aunque ya tenemos experiencia en la nieve con tiendas y a 3000 m, hasta ahora siempre lo habíamos hecho en Semana Santa.
Pero como este verano queremos ir al Mont Blanc, el campamento está a más de 3000 y nos comentan que allí en verano podemos legar a los -20ºC. John decía que de dormir en un refugio nada. ¡Hay que dormir en la tienda ¡. Bueno, pues a probarla.
Una de nuestras primeras subidas a Los Machos por el Corral del Veleta.
Nota: las fotos de esta crónica no son ninguna de aquellos dos días, porque era imposible pararse a tomar imágenes, además, no se veía nada.
A las 10 y poco de la mañana el viento era fortísimo, más de 100 km/h, según nos comentaba otro montañero que desistió de su aventura, . Por supuesto las pistas estaban cerradas.
Solamente vimos a 2 atrevidos que seguramente abandonaron porque al poco tiempo de subir, los perdimos hacia la izquierda y no los vimos más.
Ya en la Virgen de las Nieves, el viento nos obligaba a cogernos de dos en dos para no ser tirados al suelo. Sé que desde nuestro hogar, delante del ordenador puede parecer exagerado. Pero el que haya vivido estos temporales en alta montaña sabe de lo que estoy hablando.
Me recordaba a las abuelas de mi pueblo cuando van o vienen de misa, en una mañana gélida de invierno, cogidas del brazo.
Sí, JJ y yo optamos por cogernos del brazo para ofrecer mayor resistencia al viento sumando nuestro peso, porque nos entraba de costado.
En la cuerda que sube buscando las Posiciones del Veleta nos dio una paliza brutal. La Sierra estaba desierta, como es lógico.
Empezó a llover, sí a llover, a más de 2700 m de altitud. Y tardamos tiempo en apreciarlo hasta que notamos que estábamos completamente mojados. Afortunadamente el equipo aguantó bien, aunque luego pudimos ver que se había mojado alguna mochila, un poco, por abajo. Pero tampoco la lluvia frenó nuestro afán aventurero.
El agua se fue volviendo nieve, más bien ventisca. La visibilidad era muy escasa, prácticamente nula, pese a llevar las gafas cerradas ( de ventisca).
Nos fuimos dejando llevar hacia arriba, movidos como hojas. La nieve virgen iba formando “peces” (como llaman en la zona a las acumulaciones de nieve que forma caprichosamente el viento ) y hacía que pasáramos de una paso a otro del hielo a atascarnos hasta las rodillas. Esta marcha tan irregular y tortuosa había que sumarla a las inclemencia meteorológicas.
En realidad no pasamos mucho frío en el cuerpo, aunque las manos a veces se quedaban insensibles y había que mover los dedos dentro de los guantes (dobles) para bombear sangre y recuperar la sensación de su presencia.
El viento a ráfagas nos quería derribar. Emulando la sabiduría del bambú, nos manteníamos en pie con firmeza pero cediendo cierta flexibilidad para que el desgaste fuese un poco menor.
Aunque conocemos la zona bastante, nos orientábamos por sensaciones, las huella del viento en la nieve y a veces tirando de la brújula.
La subida se fue alargando. En una ocasión Salva propuso parar, montar las tiendas en intentar pasar allí el temporal. Pero nuestro objetivo estaba más arriba y nos obligaba a seguir adelante.
La meta era ahora alcanzar el refugio de la Carihuela y hacernos fuertes hasta el día siguiente. Pero tampoco era fácil encontrarlo. La visibilidad era nula, el viento multiplicaba la sensación térmica, no nos permitía parar, ni comer, ni beber.
Arsenio, cubierto de hielo, aunque pueda parecer nieve,después de otra tormenta.
Reconozco que estaba tranquilo o al menos me quería convencer de ello, pero la situación se estaba complicando. Íbamos en fila y apernas nos veíamos, no nos oíamos hablando a gritos, eran cerca de las 4 de la tarde y la paliza iba pasando factura.
Llevábamos todo el día sin parar de andar atascados, barridos por el viento, sin comer ni beber. Y aunque Superman era conocido de una sobrina, de una mujer vecina de mi abuela; la influencia resultó insuficiente y nos notábamos un poco agotados.
Ya cerca del refugio íbamos un poco adelantados ( unos 10 metros) John y yo. Cuando intentamos mirar hacia atrás, el viento venía de espaldas, y se nos pierden JJ y Salva. Estuvimos esperando unos minutos pero no podíamos dejar de movernos porque el viento y el frío nos comía.
Después de un rato se confirma que el grupo se ha roto. Al menos llevan una tienda entre los dos, pero sabemos que la climatología hace imposible montarla.
Nosotros no encontramos el refugio. En el collado el viento era aun más fuerte. Decidimos echar mano del GPS, y no capta los satélites. Nos lleva unos minutos conectar y John me indica hacia donde debe estar el Veleta, porque el refugio no lo tenía marcado. No podíamos volver por lo tarde que era, de noche y con ventisca era bastante arriesgado, sólo queda continuar y buscar a los compañeros, sin saber dónde.
Sin ninguna lógica, nos vamos hacia la izquierda, dirección a la cumbre. Después de 15 o 20 minutos parece que se ve algo. Nos acercamos y es un remonte de las pistas de esquí. Vemos dos siluetas pegadas al remonte. Cuando nos acercamos, a unos cinco metros, eran palos de colores para señalizar las pistas.
Nos resguardamos del viento junto a la caseta y mirando hacia dentro vemos que hay gente dentro. Nos abren la puerta del paraíso. Nuestros colegas están allí dentro. Estamos juntos de nuevo.
Éste es el último remonte del Veleta (telesilla de La Laguna 3330m), donde subimos en la carrera del Festival de Montaña de este verano.
Cuando entramos pudimos apreciar que teníamos una costra blanca en todo el cuerpo y hacía que la ropa pareciera cartón piedra. La cara hinchada de las perdigonadas de nieve a presión que llevábamos soportando todo el día.
Nos repusimos, calentitos. Cuando las manos entraron en calor empezaron a doler en todas sus articulaciones.
Allí estaban San Victor y San Santiago ( valga la redundancia). Nos explicaron que los días de temporal se quedaban de guardia para mantener el remonte funcionando ( sin sillas) porque si se paraba luego quedaría todo bloqueado por el hielo.
Asombrados de cómo llegamos, fueron muy hospitalarios con nosotros. Pero como somos bastante cabezones, nos dispusimos a salir de nuevo buscando el refugio. A pesar de que nos advirtieron de que podía haber fácilmente 4 o 5 metros de nieve.
Volviendo sobre nuestros pasos, bajamos nuevamente al collado de la Carihuela. Pero era imposible ver nada y no podíamos parar por el viento, el frío y la nieve. Llegamos hasta donde se suponía que debía estar el refugio, concretamente en los tajos que hay hacia el norte del mismo. Nos teníamos que quitar las gafas a menudo porque se acumulaba la nieve y se veía aún menos.
Afortunadamente tomamos conciencia de la gravedad de la situación y decidimos volver al remonte.
Es curioso cómo se reduce en algunas ocasiones la lista de lo imprescindible. Se anhela lo elemental.
Llegamos nuevamente al oasis. El camino, corto en situaciones normales, se nos hizo una eternidad.
Dentro nos despojamos de nuestras armaduras y pudimos apreciar que no solamente llevábamos una pella de nieve entre la espalda y la mochila; sino también dentro de las cremalleras. No sé cómo pudo entrar.
Nuestros salvadores: Santiago y Víctor, nos decían que era inhumano dejarnos fuera, pero era una situación nueva para ellos y debían comunicar nuestra presencia a sus superiores.
Finalmente les dicen que nos las apañáramos esa noche allí todos juntos.
Cenamos con unos vinitos que llevábamos, Víctor cocinó una carne con ajillos y un poco de pique (guindilla) para quitar el frío, y vaya si calentaba.
Vimos un par de películas en un DVD que tenían conectado a un disco duro.
¡ Como reyes¡. Estábamos de lujo.
John seguía con la obsesión de dormir en la tienda. La verdad es que había poco espacio para los seis allí dentro. Y resguardados contra el remonte, montaron la tienda. Salva y John se durmieron en ella, o al menos lo intentaron.
A las cinco de la mañana dejó de nevar, pero el viento era todavía muy fuerte.
Nos levantamos, desayunamos café calentito, obsequio de la casa, nos enfundamos los trajes y para abajo. La previsión era casi la misma del día anterior. Estaban entrando unas nubes por el suroeste que podían derrochar nieve a diestro y siniestro, nuevamente.
Propuse pasar por el refugio para ver cómo estaba. Pues ahora, aunque con mucho viento, la visibilidad era buena. Pero mis colegas decidieron que lo mejor era salir directamente de allí hacia la Hoya de la Mora y tomarnos unas cervecitas en Graná.
La experiencia fue excitante, enriquecedora. Estas situaciones hacen que el grupo se cohesione aún más, si cabe.
Bueno, ante todo, hay que mantener la calma.
Salva, JJ, John, Canario y yo.
Como no podía ser de otra manera le agradezco desde aquí, a Santiago y Víctor, su hospitalidad. Les prometí que haría una crónica y les dí la dirección del blog (Córduba trail). Espero que la lean. Os dejo un vídeo: Monañismo extremo.
Las circunstancias desde esta aventura, desgraciadamente, han cambiado bastante. Ésta fue, una de las últimas veces que disfrutamos de nuestro amigo John en la nieve.
El día 20 de febrero del 2011, iban JJ, Salva y él, bajando por el barranco de San Juán y se vieron sorprendidos por una avalancha bestial. Salva, aunque maltrecho, y JJ pudieron salir. Pero John sigue aún allí.
Afortunadamente Jose Canario decidió no ir. Ese día fallé yo a última hora porque me quedé en Córdoba en otros menesteres. Si hubiese ido, seguramente estaría todavía allí con mi amigo.
Aunque esta crónica la tengo hecha desde hace tiempo, me faltaban unos vídeos de Salva, JJ y del propio John.
He dudado mucho si debía publicarla.
Saludos traileros. Jes.
Hoy, 18 de mayo de 2011, a las 8:40 de la mañana me ha llamado JJ y me ha comunicado que ha encontrado a John en la cascada. Además de JJ, lo acompañaban Jose Canario y Luis.
Gracias.
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