viernes, 16 de abril de 2010

SUBIDA AL MULHACEN

Cuando Jesús nos comentó que sus amigos granainos iban hacer un pateo por Sierra Nevada de dos días en Semana Santa, y que querían subir al Mulhacen durmiendo allí arriba en tiendas de campaña, se me hicieron los ojos chiribitas. La otra escapada, la subida al veleta que hicieron después de Navidad, me la perdí por un problema familiar y ésta no quería perdérmela. Después de las negociaciones con mi mujer, empecé con algunos de los preparativos, como las polainas que no tenía y el saco de dormir. Dormir en la nieve, a esa altura y por la noche tiene que hacer bastante frío, según tengo entendido unos -20º aproximadamente. Con mi saco lo iba a pasar francamente mal. El problema era los precios que tienen estos sacos, en mi caso no sabía si lo iba a amortizar, después de darle muchas vueltas, pensé que con una sola noche ya estaría amortizado y ya lo tienes para toda la vida. Otra cuestión era que si íbamos a salir el jueves temprano, podría aprovechar para esquiar el miércoles, llevaba ya mucho tiempo sin ponerme las tablas, y aunque es la afición que más me gusta con diferencia, escaparme a esquiar con los niños me resulta muy complicado. Antes de tener niños alquilábamos unos amigos un apartamento por temporada y me pasaba allí un motón de días. A Rafa Fdez le pareció buena idea y así lo hicimos. Nos fuimos el miércoles temprano para Sierra Nevada, a pegarnos un atracón de nieve, al pobre Rafa lo llevaba asustado, me estaba viendo tan agonía con lo de esquiar los días de antes que no se que pensaría. Esquiar y parar a comer para mi es incompatible y sobre todo en estas fechas que la nieve pierde calidad conforme van pasando las horas. Yo no descanso, ni como. Ya se descansará en la percha y se comerá después de esquiar. Al final no le pareció tan mala idea, después de ver como aprovechamos el día. Desde luego en fechas así hay que buscarle las vueltas a la estación para evitar las colas, aun así cogimos algunas.
Habíamos quedado en Granada a las 5 con el resto de gente para irnos juntos hacía Capileira, pero la nieve aguanto bien todo el día y nos fue muy difícil irnos de la estación antes de que cerraran. Al final fuimos contrarreloj, pero la nieve estaba de lujo, menos mal que todos se retrasaron, por lo que llegamos juntos todos.
En Lanjarón nos estaba esperando Curro con Manolo y Críspulo. Jesús venía en el mismo coche con Arsenio y Jose. Después de hacer un poco de turismo por la Alpujarra y que Jesús nos enseñara de forma rápida lo más importante de los pueblos y alrededores, hicimos un descanso en Trévelez con una cerveza para luego irnos a cenar a Capileira. Después de la cena fue un momento crítico, había ganas de fiesta y por más de uno se hubiera tomado alguna copilla más. Menos mal que nos fuimos justo a tiempo porque no sabíamos donde íbamos a dormir y había que buscar algún sitio donde montar las tiendas. Además de que algunos como yo estábamos muertos después de la paliza del día. Al final montamos el tinglao en el centro de información y dormimos de lujo. A las 8’30 habíamos quedado con Salva, John y J. Una vez que llegaron repartimos la comida y las tiendas entre las mochilas y para arriba con un día de lujo. Los cordobeses nos dejábamos guiar por Jesús y los granainos. Nos iban comentando la zona, donde estaba cada cosa, que ninguno conociamos.
 Fuimos si no me equivoco, que es muy probable, por la Loma de Piedra Blanca hasta el Alto del Chorrillo, donde nos paramos a comer algo. Las vistas de esta parte del Veleta son alucinantes y para la parte de Trévelez que decir. Bueno la verdad es que mirases para donde mirases flipabas. John llevaba varios días malo y lo estaba pasando un poco regular, por lo que hubo un cambio de planes de última hora. En lugar de montar las tiendas en Las Siete Lagunas como estaba previsto, se montaron después de comer en la Laguna de Peñón Negro, justo debajo de una inmensa pala de nieve, yo lo único que hacía era mirar la pala, era la pala con la que siempre había soñado, grande sin ninguna huella, con una nieve perfecta, y una pendiente que andaría por algo más del 45 %. Lo único que pensaba si me hubiera traido las tablas, y después de estar debajo de esa pala, las ganas se multiplicaron, la próxima vez no me las dejo detrás.
Después de montar las tiendas serían las 4’30 era pronto y teníamos luz todavía por muchas horas, por lo decidimos subir para el Mulhacen los cordobeses Curro, Rafa, Manolo y yo. Finalmente Críspulo y Salva decidieron venirse con nosotros. Total que empezamos para arriba pensando que el Mulhacen estaba antes, y de hecho llegamos a un monolito pensando que habíamos llegado, ingenuos de nosotros se veía perfectamente el Mulhacen mas allá, total que tocaba seguir para arriba por la loma del Mulhacen, hasta que llegamos a eso de las 8’45 de la tarde con una luz alucinante y con un atardecer de la leche, con unos rojizos espectaculares. Después de disfrutar de las vistas y sacar unas cuantas fotos decidimos irnos para abajo antes de que se hiciera muy de noche, teníamos que encontrar las tiendas, que aunque llevábamos los frontales, queríamos bajar por otro sitio distinto del que habíamos subido debido a que pensábamos que habíamos dado muchísima vuelta, como así fue.
La noche era una maravilla, andando no hacía demasiado frío y las estrellas brillaban de la leche. No se a qué hora llegaríamos al campamento, pero allí no nos esperaba nadie, fue irse la luz y según nos dijeron todos se metieron en los sacos, afuera hacía muchísimo frío. Nosotros llevábamos la idea de hacernos unos macarrones o algo parecido en los hornillos, pero fue empezar a derretir la nieve y desistir de la idea, mejor embutidos con pan, frutos secos y demás y para el saco corriendo. Lástima, la noche era para quedarse allí disfrutándola durante horas.
Por la mañana amanecimos al salir el sol y ya se veía gente subiendo por encima de la loma, había un tráfico de la leche, menos mal que el día anterior sólo vimos casi llegando al Mulhacen a una pareja que bajaba esquiando en dirección al refugio Poqueira, iban disfrutando de lo lindo.
John se encontraba mejor y estaban todos nerviosos por subir para arriba, ahora les tocaba a ellos. Curro, Manolo y Salva decidieron irse con ellos y Rafa y yo preferimos volvernos para Córdoba. Rafa quería irse para Huelva a pasar el fin de semana y yo quería estar de vuelta a primera hora para poder llevar a mis hijos de procesiones, y además ya tenía ganas de verlos. Críspulo prefirió quedarse guardando las tiendas, según me comentó le dolían las articulaciones del día anterior y que había pasado una noche malísima con muchísimo frío. La verdad es que tanto la subida como la bajada el día anterior no se le veía nada bien, y según me dijo Curro, estuvo toda la noche escuchándole protestar por el frío. Parece ser llevaba un saco normal y eso es una locura en esas condiciones.
Bueno la verdad es que fueron pocos días de nieve pero muy intensos, aun así un 10 a los granainos, un 10 a la ruta y un 10 a todo en general. Vinimos encantados y con muchas ganas de repetir. La próxima vez espero que podamos estar más días.
Os dejo abajo el enlace para ver las fotografías.

Fernando FM
http://www.worldisround.com/articles/358665/index.html

Recorrido que nos manda el amigo John en GPS.

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