jueves, 12 de noviembre de 2009

EL ULTRATRAIL DEL MONT BLANC.

Hola a todos.

Ante todos haceros una pequeña introduccion sobre la carrera de la que me dispongo a hablar:

Las Ultra Trail de montaña son pruebas de larga distancia que pueden tener una duración de uno a tres días. La Ultra Trail del Mont Blanc, por ejemplo, es una prueba en la que a lo largo de sus 166 kilómetros de recorrido rodea una de las montañas más bellas y altas de Europa, el Mont Blanc (4.810 metros de altura). Al gran número de kilómetros se le debe añadir un desnivel positivo de 9.400 metros. Para finalizar el recorrido se tienen como máximo 46 horas.
Volamos desde Málaga el martes 25 de Agosto con destino a Ginebra, desde allí teníamos reservadas plazas en una empresa que se dedica a dar portes entre este aeropuerto y toda la zona del Mont-Blanc.

Llegamos con la hora justa para dejar las cosas en el apartamento que habíamos alquilado para la semana , que dicho sea de paso nos sorprendió gratamente a todos, por su ubicación (pleno centro) e instalaciones que incluía un jardín privado que daba al caudaloso río que atraviesa Chamonix.


No nos dio tiempo a ni a deshacer las maletas, cuando llegamos a Chamonix, faltaba menos de media hora para la salida de la Petit Trote a Leon (esta si que se puede decir que es la carrera larga del Mont-Blanc) que con 250 kms y 40.000 mts de desnivel acumulado en autosuficiencia y sin balizamiento alguno, discurre por el macizo sinuosamente.

El ambiente es espectacular los equipos de tres, ultiman los detalles y se preparan para el pistoletazo de salida. Veo componentes femenino en algún equipo y hasta tres equipo formado únicamente por féminas. A lo largo de la salida de Chamonix, la gente jalea a los “trailers” que desaparecen en la noche como luciérnagas lejanas.


Los días previos a nuestra carrera la dedicamos a hacer un poco de turismo por los alrededores, visitando los glaciares (donde se evidencia el calentamiento global ya que se baja a estos por unas escaleras metalicas infinitas que te van marcando por decenas de años el nivel primitivo de estas moles de hielo. En cuarenta años han bajado cerca de cien metros verticales, no se cuantos en horizontal, la lengua que antaño recorría este paraje.

Tambien aprovechamos para subir en teleférico al Pico De Aguile du Midi a unos 3.800 mts. desde donde muchos alpinistas emprenden su viaje hacia el Mont Blanc, que siempre predomina en el horizonte. Es espectacular ver el campo base con tiendas de campaña y los senderos horadados en el hielo que se dispersan en la inmensidad blanca que cubre estas cumbres. Pero se distingue un sendero por el trafico en la distancia se aprecia, no es otro que el de la ascensión al pico Mont Blanc, a lo lejos como hormigas ascienden hiladas de gente que se destacan en el horizonte como pequeñísimos puntos negros que inexorablente avanzan para conquistar la cima. Nada mas cierto que el hombre se empequeñece en sitios como estos en los que uno asume la insignificancia del ser humano ante la naturaleza.




Los días pasan y llego la hora de recoger los dorsales, la organización impecable todo muy bien organizado , departamentazo y sin colas apenas, algo difícil para cerca de 5.000 corredores.

Llego el día “D”, 28 de Agosto del 2009. Nos levantamos a las 5:30 a.m, para coger el autobús que nos llevaría a Courmayer lugar de salida para la CCC en la que participan Curro y Fernando.

El ambiente es espectacular, aunque nada comparable con la salida de la UTMB. La música de Vangelis me pone la carne de gallina y la emoción me hace un nudo en la garganta y eso que no participo en la prueba.

Tras la salida marchamos de nuevo para Chamonix a través del túnel del Mont Blanc. A mi llegada salgo pintando para casa son cerca de las 11:00 a.m. y quiero comer, descansar y preparar la mochila. Apenas como pero si me pego una siesta intranquila de dos horas.

A las 5:50 p.m. salgo del apartamento ya vestido para hacer el paseillo, la calle principal (por donde discurrirá la salida) es un hervidero de gente que se agolpa para no perderse detalle de la salida. Al encarar el arco de salida ya veo cientos de atletas esperando el pistoletazo, me despido de mi mujer y me escurro entre la gente, para colocarme hacia la mitad del pelotón.

Los nervios se palpan mientras el reloj avanza inexorable hacia las 18:30, acompañados por la animación que realiza un “speaker” calentando el ambiente y con el compás de la música de Vangelis, se da la salida a los sueños de los 2.286 atletas que descendemos por las agolpadas calles siendo jalonados con vítores y aplausos. Al principio andando lento, luego más rápido para terminar trotando ya a la salida de Chamonix.

Pronto la gente se desvanece en la lejania y nos adentramos en lo que es una pista forestal que discurre por el lateral derecho del río que sin desnivel alguno nos lleva hasta Les Houches (KM. 8) donde el recibimiento es espectacular, la gente por cientos animan al paso con cencerros trompetas y toda clase de artilugios, algo impresionante. Algo que te anima es que de vez en cuando escuchas tu nombre “Allez Rafael”, ya que en el dorsal es claramente visible el nombre y la bandera del país, que aunque muchos de los vascos y catalanes se afanen en tapar, es la Española.

Aquí empieza el “tango” con una subida de 800 mts. hasta la Charme, la subida al principio por pista y paralela a unas pistas de esquí, no se hace dura por estar fresco, pero es de narices.

La bajada hacia Saint- Gervais, es cómoda pero a ritmo frenético, ya empieza a oscurecer y yo como agonía total, decido no parar para sacar el frontal y voy adelantando a gente, aprovechando las luces de los frontales de otros, también a veces corro en total oscuridad hasta la siguiente luz que cogeré prestada.

La llegada a Saint- Gervais impresiona, las calles de nuevo recogen a miles de personas que animan y los niños te ofrecen las palmas de sus manos para chocar..”allez-allez.......bon courage...”. Pero la que mas alegría me da ver es a mi Mamen, mi compañera, mi amiga, mi mujer, que se ha desplazado hasta aquí y me anima insistentemente. Paro de penalti para beber y rellenar el “camel” y pico algún fruto seco y salgo pitando, tras unos cientos de metros de bullicio, de nuevo el silencio (solo roto por las pisadas de los “trailers”) y la noche nos arropan. Ahora nos esperan 24 km. de continua subida, al principio suave para luego convertirse en la mas dura y larga de la carrera. Entre mis pensamientos de pronto caigo en que he olvidado dejar la bolsa para que la organización llevara material al punto de Courmayer, así que enciendo el teléfono y llamo a Mamen, para ver si pudiera llevármela a la mañana siguiente, no dejo que este incidente me distraiga y le resto importancia. La noche refresca y se va cubriendo de niebla espesa y humedad , a la vez que vamos ganando altura y que imposibilita la visibilidad Ya en alta montaña y con desniveles exigentes, las señales del recorrido distan entre si y seguirlas pasa al plano de la intuición. Con los sentidos alerta y el frío intenso llegamos al Col de la Seigne, para desde aquí iniciar el descenso hasta Croix de BonHomme y Chapieux, siempre peligroso (con grandes regueros , escalones y pasos por arroyos pedregosos) y con la visibilidad mermada por la niebla, lo que se traduce en jugarse el tipo.

Los paisajes deben ser espectaculares pero la niebla y la noche nos impiden su visión, el tiempo pasa inexorable y rápido.

Empezaba a amanecer a eso de las 5:30 a.m ya en terreno italiano y como la niebla, Francia quedaba atrás. La bajada del Col de la Seigne la realizo con alegría dando las buenas a las primeras luces y paisajes que me deslumbran, la temperatura baja bruscamente, no en vano estamos a unos 2.300 mts. y ya se sabe que al amanecer arrecia el frío, yo que soy de sangre caliente, no he sentido la necesidad de sacar nada de abrigo, voy con mallas piratas Salomon y camiseta de manga corta del equipo, también Salomón.



En Lac Combal y con un falso llano, flanqueamos unos glaciares que bajan por nuestra izquierda, a lo lejos, la sensación es que se han dejado la puerta del congelador abierta y el aire gélido amenaza con cortarte la oreja.

Poco a poco el llano desaparec para de nuevo encarar otra subidita hacía Aréte du Mont-Favre, a la par que ascendemos voy viendo con mayor perspectiva, los glaciares que con sus ancianas huellas dejadas en el terreno evidencian el tremendo retroceso que han sufrido en los últimos años.

La bajada desde este punto a Courmayer, es vertiginosa con muchos escalones, raices e interminables senderos que zigzaguean bajando sin remedio.

Son las 8:43 a.m cuando entro en Courmayer, llevo 14:23:07 sin parar y estoy todavía en el kilometro 78, entro fresco pero con molestias en los talones por las zapatillas que tonto de mi estoy estrenando y me provocan ampollas en ambos pies, por lo demás como una rosa. Aún así decido no se si bien o mal en parar algo mas de una hora, para comer pasta caliente y protegerme los pies para las inminentes ampollas. Ciertamente ahora pienso y me parece desmesurado el tiempo perdido, pero me pareció necesario.




Si algo hay que me  dio por saco fueron los bastones,  uno de ellos se me baja cada dos por tres y voy cojo y las polainas que una se me va despegando el velcro, me habré parado una decena de veces pero no hay manera, así que las elimino del programa y me quedo descansando.

Cuando salgo, Mamen me dice que tengo cara de cansado y es que tengo una mezcla de eso, con sueño y la panza llena, que me pasará factura en la subida al Refugio Bertone, que realizo a velocidad mínima y con frecuentes paradas, el sol ya también calienta aunque gracias a Dios el día es mas fresco que el anterior.

Ya arriba me encuentro con un par de Andaluces con los que suelo coincidir en las carreras del campeonato x montañab andaluz. Desde aquí el trazado continua con falso sube- baja, para llegar hasta Refugio Bonatti y más tarde en bajada hasta Arnuva, en este trayecto ya empiezo a notar cansancio y me decido ya que voy muy bien de tiempo, en volverme reservón y no quemarme excesivamente, ahí que llegar como sea y quedan aún casi 75 km. con sus subidas y bajadas.

En Arnuva me espera de nuevo Mamen, que me trae unos bastones de repuesto, que me dan la vida, física y psicológicamente. Me sigue animando aunque evidencia y me lo dice mi cansancio, también el sol está en los mas alto son las 14:23. Me despido de ella y quedamos para Champex-Lac, donde llegaré bien entrada la noche.

Desde Arnuva, la subida hasta Col Ferret, se hace dura y sinuosa con un desnivel de casi 800 mts en 5 kilometros interminables (al menos para mí) aunque empiezo a coger algo de ritmo. En la cima entraremos en Suiza, que nos recibe con una bajada de 20 kms.

En esta bajada empiezo a evidenciar un dolor agudo en la rotula de la rodilla derecha, que me empieza a avisar, así que decido bajar andando para no machacar mas de la cuenta.

Suiza parece tener otro tipo de paisaje mas boscoso y con parajes de ensueño, con las casas de madera del abuelo de Heidi, de postal.

Llego a las 18:03 a la Fouly y me lo tomo con pausa, veo que voy sobrado llevo cinco horas a la hora de corte. Decido hacer otra parada técnica para ponerme un strepping en sendas rodillas y de nuevo me protejo los talones y reviso todo en general. Ya en el avituallamiento hablo con algunos españoles, uno de ellos, al cual no lo encontraba desde los primeros kilómetros me comenta que su compañero y amigo tuvo que abandonar, mas tarde surge al salir, el compartir camino con otro español, con el que compartiré alegrías y sufrimientos hasta la meta , a quien desde aquí agradezco su compañía y camaradería que guardaré para siempre en la memoria. Aquí también coincido con un Italiano con el que he venido encontrándome a menudo, tambien abandona. Me resulta pasmosa la integridad con la que mucha gente abandona, yo no podría, nunca he abandonado nada. Ya anochece y ahora si saco un pequeño cortavientos sin mangas que llevo y también unos manguitos, que tardo poco en quitármelos, al entrar en calor.




La noche se nos echa encima, pero los pies parecen que vuelan tras el merecido descanso y la novedad de andar en buena compañía, ambos nos decimos que piano-piano, que queda mucha carrera y hay que llegar, sin duda los dos vamos con un objetivo común, acabar como sea.

Ya con luz de frontal lo que junto con el cansancio hace que se pongan los ojos como chupes, dirigimos nuestro paso firme a Champex-Lac, donde nos espera la afición, el camino “suave” discurre por bosques, a lo lejos, se distinguen luces, que como nosotros avanzan en un peregrinar cansino. En la oscuridad de la noche uno pierde totalmente la orientación y no sabes hacía donde vas, simplemente hacia delante siguiendo las a veces escasas balizas reflectantes en un silencio sepulcral, de pronto unas luces y cencerros nos anuncian un nuevo control, en la penumbra de la noche de pronto oigo ”Rafa” e instintivamente mis sentidos se despiertan y mi animo sube de golpe, reconozco la voz y suelto un alarido, no es otro que mi amigo Rafa Alvarez, quien como luego me contaría, gritaba de vez en cuando mi nombre , como quien lanza un mensaje en una botella al mar. Cuando llegamos me sorprenden Mamen, Rafa y su mujer, que me suben el animo, son las 22:00 y llevo un tiempo de 27 horas. Mas tarde me comentaran que la gente, en general parecen muertos vivientes y nosotros unos de ellos.

Tras avituallarnos y coger reflex, que me voy echando periódicamente en la rodilla, nos perdemos de nuevo en la noche, camino de la Bovine. Ya el frío y la humedad (debido al lago), cansancio y destemplanza son evidentes, los primeros kilómetros de marcha, hasta que la caldera empieza a bombear, el camino por pista se hace cómodo y en bajada , hasta que la pista se termina y empieza la subida, la más tortuosa de toda la carrera, ya que era todo piedra que obliga a trepar constantemente, pared tras pared, algo deprimente era mirar para arriba y en la infinidad de la oscuridad ver un reguero de luces, lo que dejaba evidenciar lo que restaba y ponía plomos a los pies, pero poco a poco se va viendo el final o al menos el cielo tras las copas de los últimos árboles, una vez arriba , la pendiente se suaviza y avanzamos por una ladera de la montaña, para de pronto al torcer un cerro ver a lo lejos lo que debe ser el avituallamiento, hemos tardado 2 horas 40 minutos en hacer 9 interminables kilómetros.

Ya en el avituallamiento, tomamos unas tazas de caldo caliente regenerador con un frío de pelotas, yo pego mi cuerpo a la tienda de la organización buscando algo de calor. El frío es intenso y ya en este punto la gente parece que está zombi y tiritan como niños chicos faltos del calor materno. No en vano la temperatura es de 2º C pero la sensación térmica bastante inferior, debido al fuerte viento reinante y la escasa vegetación.

Empezamos a andar y coincidimos con un grupo que lo hizo unos minutos antes, todos esbozados con las ropas de abrigo y ni una palabra rompe el silencio, solo ponemos un pie detrás del otro y así infinitamente entre tiriteras. La bajada no se deja esperar y con ello nos adentramos de nuevo en el bosque, que nos protege, el ritmo de nuevo es rápido, creo que por el frío, para luego ir amainando, a lo lejos, allí abajo se vislumbra lo que parece un pueblo, que nunca llega. Ya en este punto ves a gente a la que le preguntas si se encuentran bien, por que las ves dando tumbos, sin mas compañía que la soledad. Nosotros por suerte nos vamos dando compañía y esto nos mantiene vivos.

A la llegada a Trient, la afición ha crecido y esperan Mamen, Curro, Fernando y su mujer, me alegra ver que Curro y Fernando han terminado la CCC y me dan explicaciones de lo que nos queda por delante, ya que ellos ya lo recorrieron, pero con casi con 70 kilómetros y una noche menos en el cuerpo. Las explicaciones zumbaban dentro de mi cabeza, pero con una premisa clara, voy bien y la voy a acabar, me repetía. Ya solo quedan 28 kilómetros, dos subidas y dos bajadas.

Si he de ser sincero no recuerdo como fue la subida a Catogne, si recuerdo perfectamente la bajada a Vallorcine, con un sueño endiablado que me hacia quedar dormido andando y decir palabras incoherentes, lo mismo le pasaba a mi compañero de viaje, algunas personas andaban dando tumbos, me imagino que como nosotros. Rezábamos por que amaneciera y salir de un mundo de sombras en las que la imaginación volaba haciendo vislumbrar formas fantasmagóricas detrás de cada rincón, pero no había sitio para el miedo, el cansancio lo superaba. Nunca en mi vida pasé unas horas mas angustiosas.

Poco a poco la claridad del día se fue abriendo paso, dándonos la bienvenida Vallorcine, ¡¡¡¡ solo quedan 17 kilómetros !!!!, una subida y una bajada.

Los ojos parecen los de otro, me pesan y los tengo irritados al máximo. La rodilla ahí va, prefiero no pensar en ella y algo nuevo me viene siguiendo desde hace tiempo, el tobillo izquierdo. Pero no hay sitio para lo negativo, ahí que seguir.

Son las siete de la mañana y por eso de la cafeína me tomo un café asqueroso que me hace efecto inmediato y necesito ir a plantar un pino, cosa que hago en una cabina de plástico, se me adelanta otro trailero por segundos y creo que me lo hago, cuando sale no lo hace solo, le acompaña un olor infernal, me explica que no hay agua y se disculpa por la que había liado allí dentro, yo hago lo propio, no había opción. Cuando salgo otro trailero esperaba, pero al ver la fauna acumulada en la taza, casi vomita...no tendrá muchas ganas de hacerlo o es delicado, me digo.

Ya el sol empieza a pegar en las cumbres y allí nos dirigimos, ya solo queda la subida a Tete au Vents y bajar a Chamonix, ya sabemos que muy mal tiene que ir la cosa para no llegar, son solo 17 kilómetros más. En un principio el camino pica hacia arriba por una cómoda pista que discurre junto a un arroyo, para luego empezar a picar más y más (yo creo que es la pendiente mas pronunciada de la carrera) pero ya todo da igual, las fuerzas flaquean y los ojos parecen los de un camaleón vampiro, pero ya hemos llegado al momento en que el cuerpo sigue la cadencia impuesta por la cabeza como un autómata.

La bajada se hace tortuosa por los dolores en la rodilla derecha y tobillo izquierdo y tener algo “cargadillos” todos los músculos de mi cuerpo, mi compañero de fatigas Antonio, va mejor que yo pero en una prueba tremenda de camaradería me sigue el paso sin adelantarse para dejarme atrás. Los corredores que terminan más enteros no pasan, pero no importa, el objetivo era llegar y ya estamos aquí....entrando a Chamonix, que fue punto de partida hace mas de 42 horas. Nos animamos y haciendo de tripas corazón recorremos el quizás ultimo kilómetro trotando, ya no hay dolor aun estando ahí, la emoción te embarga y un nudo en la garganta apenas te deja respirar, la gente anima en el camino como lo han hecho en todo el trayecto miles de personas, entre ellas nuestros animadores personales, mi mujer, Curro, Rafa, Rossi, Fernando y Mercedes, que nos entregan una bandera, como no de España, de la que tanto Antonio como yo nos sentimos orgullosos de llevar hasta la meta ondeando.








Una vez en meta la emoción me embarga abrazando a mi mujer, sufridora donde las haya que ha ido viendo como mi cara, mi cuerpo y mis ánimos se iban deteriorando y quedando por el camino, por el gran esfuerzo realizado.

En este punto entre abrazos, besos y la muchedumbre, perdí a mi compañero Antonio y desde aquí ahora públicamente le vuelvo a pedir disculpas, me sentí fatal al no compartir con el los momentos después de la llegada, tras tanto pasado juntos, me supo muy mal.




Entregue mis chips de control, recogí el tan deseado forro polar de “finisher” y me abastecí de galletas de chocolate y leche que es lo que me apetecía, me senté en el suelo no si antes quitarme esa maldita joroba que había acarreado toda la carrera y empeze a saborear el triunfo, entre mis allegados.





Más tarde me fui al apartamento, donde una buena y necesitada ducha me preparó para pegarle un palizón a la cama que me pareció el cielo.

Tras 42 horas y 33 minutos de puro y duro masoquismo, de poner el cuerpo al limite de mis posibilidades y adoctrinar a mi cerebro para mandar ordenes contrarias a mi cuerpo, decidí que nunca más volvería, y es curioso, es la primera vez que lo digo de una carrera, que aun siendo un tópico para muchísimos deportistas, era la primera vez que yo me veía diciéndolo, pues bien está claro que lo pensé por que nunca sufrí como lo hice en esta carrera...........pero a día de hoy no descarto el volver algún día, esa marca hay que machacarla y quitarle al menos un minuto.





Desde aquí agradecer a los que fueron nuestros sponsors para este proyecto que ha llegado a buen fin, a ellos a todos mis allegados más cercanos y los que desde la lejanía me apoyaban...¡¡¡GRACIAS!!!, sin vosotros no hubiera sido posible acabar, habéis sido parte del combustible que me empujaba.



Saludos!!!!